domingo, 3 de febrero de 2019

TITULA QUE ALGO QUEDA

Hola Mundo.

La consejera portavoz, Noelia Arroyo dice que están “muy preocupados” con el Mar Menor y apremian al ministerio de Transición Ecológica a aplicar ya el plan vertido cero. Y lo hace sabiendo de antemano que ese plan no ha terminado su tramitación administrativa. Plan que, entre otras cosas, concluye que debe cambiar el modelo productivo en buena parte del campo de Cartagena porque la superficie regable se ha incrementado un cincuenta por ciento, pasando el porcentaje de regadío del 12 al 63 por ciento solamente entre 2000 y 2009 “sin ajuste de la demanda a la disponibilidad de recursos hídricos” y porque, pese a su alto nivel de tecnificación, “sigue requiriendo de grandes aportes de agroquímicos”.


La creación  de nuevos cultivos de regadío dentro y fuera de las UDA (unidad de demanda agraria) e incluso dentro de espacios naturales protegidos de la Red Natura 2000 es un hecho medible y contrastable, pero la Comunidad Autónoma sigue negándolo y rechaza cualquier medida que suponga reducir la producción agrícola pese al delicado estado de la laguna salada. Lo considera "inasumible" y por eso presentó el pasado mes de septiembre 21 alegaciones al documento del Ministerio encaminadas a suavizar  las medidas que considera más drásticas. Considera una "utopía" el vertido cero al Mar Menor y que el Ministerio "transmite una visión deformada de la problemática del Mar Menor, donde la agricultura parece la única responsable".

Debemos recordar que el informe ambiental que presentó el Ministerio de García Tejerína en junio de 2018, propuso cuatro alternativas y se inclinó por la más estricta, que apostaba por cambiar el modelo agrícola en el 35% del Campo de Cartagena. Además desaconsejaba las balsas y salmueroductos y apoyaba una red central de tratamiento y vertido.

El ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera heredó ese plan vertido cero de García Tejerina (PP) y, por motivos que nadie explica, todavía no ha resuelto las alegaciones presentadas por ecologistas, agricultores e incluso por el gobierno murciano que empezó a hacerle tachones en rojo en cuanto terminó de redactarse, pese a que se trata de un documento "promovido y avalado por la Comunidad Autónoma y el Ministerio de Medio Ambiente competentes para su desarrollo, que se redacta y tramita de acuerdo con la Ley 21/2013 de evaluación ambiental" como reza en la introducción del documento oficial.



RECHAZO AL CAMBIO DE MODELO PRODUCTIVO. El gobierno de López Miras rechaza taxativamente que se deba cambiar el modelo productivo al considerar que “un cambio radical no asegura en ningún momento la no contaminación de los acuíferos, incluso se podría incrementar”. Eso dice textualmente una de las 21 alegaciones. Además advierte de que el ministerio “no hace una valoración de las posibles e importantes consecuencias económicas y sociales del cambio en el modelo productivo". El gobierno murciano alega que “el modelo productivo actual es uno de los más avanzados del mundo en uso del suelo y empleo del agua, y no considera que las propuestas de cambio a cultivo ecológico disminuyan la contaminación del acuífero por nitratos, ni que sea asumible reducir la superficie de riego con dotación de agua". 
 
Esta vez, puede que por tratarse de un documento elaborado en su día por Ejecutivo de Rajoy,  el gobierno murciano ha tenido la decencia de no decir que el ministerio quiere condenar a muerte al campo de Cartagena como hizo, para vergüenza ajena, con la Ley de Medidas Urgentes por la Sostenibilidad Ambiental del Mar Menor que el próximo 7 de febrero hará un año de su publicación en el BORM y cuyo cumplimiento es meramente testimonial. De eso se vanagloria más de un agricultor. "El Mar Menor está mejor que nunca y no hemos hecho na da na de lo que dice esa ley" se jactan, como si el desmantelamiento  a las bravas del salmueroducto y el precinto de cientos de desalobradoras ilegales por parte de confederación fuesen pecata minuta. Vean la reacción del secretario de COAG en Cartagena, Vicente Carrión, ante el sellado de una arqueta del salmueroducto por parte de un operario de confederación. Dentro vídeo.



REGADÍOS ILEGALES. La ley de medidas urgentes para la sostenibilidad ambiental del Mar Menor es una de las más relevantes que se han aprobado en la Asamblea Regional esta legislatura. PSOE, PODEMOS y Cs lograron sacarla adelante pese a las impresentables presiones de un desatado sector agrícola que sigue empeñado erre que erre en su modificación. Sobre todo, el artículo 8 que obliga a que cualquier superficie fuera del perímetro legal del regadío sea restituida a sus condiciones originales. La consejería, en sintonía con lo alegado al plan vertido cero, defiende el mantenimiento de todo el regadío y propone que "si se ha solicitado ante el organismo de cuenca su regularización, la restitución quede en suspenso hasta la resolución del expediente por parte del organismo del cuenca", aunque lechugas que llegan hasta la misma orilla. La consejería pide una moratoria para que la Confederación Hidrográfica del Segura defina los perímetros regables, el mismo organismo estatal que durante años ha sido compinche de la omertá que ha degradado el Mar Menor y ha permitido la expansión del regadío ilegal en una tierra seca. Un organismo, ahora en manos del PSOE, que ya ha cuantificado el regadío ilegal en toda la cuenca del Segura y no hace publico.  Al parecer,  la cifra que sale es tan escandalosa que están viendo la forma de suavizarla. A cuatro meses de las elecciones autonómicas, no quieren un choque de trenes con la patronal hortofrutícola murciana que acabaría salpicando al candidato socialista, Diego Conesa, que tampoco quiere enfrentarse a los agricultores con las urnas a la vuelta de la esquina. 

De momento solo conocemos datos del estudio realizado por la asociación ecologista ANSE en el campo de Cartagena que concluye que "las administraciones competentes se han mostrado incapaces de controlar, primero, y han ayudado a consolidar, después, grandes superficies de regadío ilegales, adaptando para ello la normativa vigente. Así, desde 1997, la superficie de las UDAs (unidades de demanda agraria)se ha incrementado en 12.839 ha de regadío bruto, correspondientes a 8.743 ha de regadío neto. Aun así, se han detectado 4.518,12 hectáreas de regadío adicionales fuera de las UDA. El continuo incremento de superficie oficialmente regable ha dejado abierta la puerta a la ampliación futura de nuevos regadíos, generando un perverso efecto llamada"

La degradación ambiental del Mar Menor no es imputable al presidente Pedro Sánchez por mucho que se empeñe López Miras. Y no es así porque es el PP de Valcárcel, Garre, Pedro Antonio Sánchez y López Miras, el partido reinante en la región de Murcia durante el último cuarto de siglo. El mismo partido que sustenta al gobierno que no ha aprobado  aún el Plan de Gestión Integral de Espacios Protegidos  del Mar Menor y Franja Litoral  que la Unión Europea mandató para enero de 2011, hace ocho años. El documento, que fue presentado a los pocos días del portazo de seis organizaciones al Comité de Participación Social del Mar Menor en abril de 2018,  está aún a falta del dictamen del Consejo Económico y Social y del visto bueno de los Servicios Jurídicos de la Comunidad Autónoma. Y todavía dijeron que querían aplicar ese plan de gestión del Mar Menor antes del pasado verano. Titula que algo queda.

LOS PELOS DE PUNTA. Ya se nos ha olvidado, pero la denuncia que presentó el fiscal superior José Luis Díaz Manzanera en diciembre de 2017 por la degradación ambiental del Mar Menor, pone los pelos de punta porque muestra la total dejación de la Comunidad Autónoma y de la Confederación Hidrográfica del Segura en su labor de vigilancia y control de los vertidos agrícolas cargados de nitratos que han podrido el Mar Menor durante años. Pone los pelos de punta porque evidencia la complicidad de unos dirigentes políticos con un sector agrario que no ha dejado de engordar sus cuentas corrientes casi tanto como aumentaba ilegalmente la superficie regable. "La consejería de Agricultura no ejerció el debido control sobre las prácticas agrícolas.  "La gestión de la laguna se puede considerar caótica o nefasta desde el aspecto medioambiental, tanto para el Mar Menor como para el acuífero y, por ende, para todo el ecosistema, situación que parece venir derivada de una postura generalizada de no querer asumir ni resolver un problema desde su origen, pese a ser conocedores de que iba a llegar más pronto que tarde" sentencia el fiscal.  Se sabía que iba a explotar, lo que no se sabía con certeza era el cuándo y sucedió en 2016 con la sopa verde que grabó y difundió ANSE. La crudeza de las imágenes de un mar agónico fue impactante. Nuestro Mar Menor moría víctima de un cóctel letal de nitratos, vertidos urbanos, pesticidas, vertidos urbanos, residuos mineros, excesivo desarrollo urbanístico, invasión del dominio público, avaricia  y, por encima de todo, desidia política. Baste recordar que la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia no declaró  el Campo de Cartagena  como zona vulnerable a la contaminación por nitratos hasta después de 1999. Se pasó por el forro la Directiva 91/676/CEE del Consejo, de 12 de diciembre de 1991,  relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos utilizados en la agricultura.



TODOS ESCURREN EL BULTO. Quizá por eso resulta aún más indignante escuchar las declaraciones de los imputados y los testigos citados a comparecer por el juez Ángel Garrote que instruye el denominado "caso Topillo" de degradación ambiental del Mar Menor. Todos sabían que existían cientos de desalobradoras ilegales en el campo de Cartagena  escondidas bajo tierra o en cobertizos sin ventanas. Todos sabían de la existencia de un salmueroducto enterrado que actuaba como una simple tubería de vertido al Mar Menor a través de la rambla del Albujón. Hasta 3.000 toneladas de nitratos habrían estado llegando cada año a la laguna procedentes de las desalobradoras calcula el fiscal.  Todos estaban al tanto, nadie hizo nada al respecto y ahora todos intentan escurrir el bulto. Algunos incluso con declaraciones de auténtico caradura como las del ex consejero Antonio Cerdá  que achacó a la lluvia y a las cremas solares la degradación ambiental del Mar Menor. El mismo que en 2010 aseguró que "el Mar Menor estaba mejor que nunca" aún sabiendo que miles y miles de toneladas de nitratos estaban devorando el ecosistema marino hasta que desapareció el 80% de la pradera submarina. 




SIN BANDERAS AZULES. El Mar Menor, como en ejercicios precedentes, ha vuelto a ser este año el producto estrella de la región de Murcia en FITUR. López Miras se ha referido a él como "un mar de oportunidades" y lo es: un mar de oportunidades de vertido e ilegalidad por parte de algunos cafres  avariciosos, si no adoptan medidas tajantes que, inexorablemente,  pasan por una transformación profunda del modelo urbanístico, turístico y agrícola. Las cosas no pueden seguir igual. Baste recordar que el Mar Menor aún no ha recuperado las 19 banderas azules que perdió en 2016.  No se han hecho los  anunciados filtros verdes para los que han vuelto a presupuestar 1,5 millones de euros en 2019. No se ha hecho una auditoría oficial del regadío ilegal en el campo de Cartagena. No se ha aprobado el Plan de Gestión Integral de Espacios Protegidos del Mar Menor y franja litoral.  No se ha aprobado el plan de ordenación de recursos naturales y espacios abiertos de Islas Menores y Cabezo Gordo. No hay a estas alturas un organismo mixto de gestión del Mar Menor ministerio-comunidad. ¿Qué se ha hecho? Construir tanques de tormentas que colapsan en cuanto llueve con fuerza, dragar el Mar Menor con una araña finlandesa que dañó la pradera sumergida según un informe del Instituto Español de Oceanografía y anunciar (el verbo que mejor conjuga este gobierno) la instalación de cinco balnearios sostenibles con forma de estrella en Los Urrutias cuyas playas siguen llenas de lodo y espuma. Fin de la cita, pero titula que algo queda.

Miren, en la pasada edición de Fitur el presidente López Miras dijo que en el Mar Menor "tenemos el mejor campo de regatas y en él la oportunidad de ser ejemplo de desarrollo sostenible", pero olvidaron llevar a la feria internacional de turismo los folletos de turismo náutico porque todos los ejemplares los habían llevado a la BOOT , el salón náutico de Dusseldorf ,relata el periodista de ABC, Sergio W. Smit en un artículo titulado "El turismo náutico español no pasa el examen de FITUR". Lo máximo que pudieron ofrecerle cuando pasó por el stand de Murcia fue un panfleto de "Diving" o submarinismo. 

El Ejecutivo regional, que ha dejado el comité científico para el Mar Menor en los puros huesos tras la huida de destacados científicos hartos de tanto ninguneo, intenta  orientar las miradas de los votantes hacia Madrid con el Mar Menor y eso resulta tan ridículo como indecente cuando en Murcia, durante mucho años, se han cerrado los ojos ante uno de los mayores atentados medioambientales de Europa. La desidia y la irresponsabilidad han sido de tal calibre  que más de uno y más de dos deberían dar con sus huesos en la cárcel. Dejemos pues que la justicia haga su trabajo. El juez Garrote instruye.