Hola Mundo.
La
región de Murcia va a entrar en el siglo XXI de las infraestructuras
ferroviarias desde el siglo XIX sin pasar por el siglo XX ¿Están
preparados los monederos de los murcianos para un tren de alta
velocidad, más bien velocidad alta dado el trazado por la Vega Baja,
cuyo precio por billete no encaja precisamente con el bajo nivel
salarial y de pensiones que exhibe la región de Murcia? Solo el 7%
de los contratos que se suscriben en Murcia son indefinidos. Estamos
a la cola de España en salarios y pensiones aunque eso no impide
que los murcianos sean los trabajadores más felices de España según
una encuesta de Adecco sobre felicidad en el trabajo. Un tuitero
explicó que debe tratarse del “síndrome de la rana cocida” que
padecemos los murcianos debido al exceso de sol y que podría
definirse como “negación de la realidad y conformismo patológico
hasta el extremo de no hacer nada por cambiar las cosas bajo la
máxima de que todo es susceptible de empeorar porque más vale malo
conocido que bueno por conocer”. Ese síndrome podría ser la clave
del éxito político del PP. En realidad, el síndrome de la rana hervida es real y lo describió el escritor y filósofo francés, Olivier Clerc. Hace referencia al desgaste emocional que se genera cuando nos encontramos encerrados en situaciones de las que creemos que es imposible escapar y, por ello, aguantamos y aguantamos fingiendo estar bien.
El
AVE no es accesible a todos los bolsillos. Eso es cierto. En cuanto
tengan que viajar en ese tren dos miembros de una familia, compensará
ampliamente ir en coche a Madrid porque viajar en ese tren saldrá
demasiado caro. Y precisamente por eso es vital y crucial que el
gobierno regional pelee con RENFE el mantenimiento de trenes de
pasajeros a través de Cieza y Albacete a un precio más asequible y
adecuado a las nada boyantes economías familiares murcianas. Al fin
y al cabo, eso fue lo prometido a Murcia por el entonces ministro,
Álvarez
Cascos
en el pacto de San Esteban de 2001 que encabezó Valcárcel.
Uno no, dos trenes AVE nos iban a dar por aceptar el AVE por Alicante
y los amaestrados empresarios murcianos se lo creyeron. Todos a una
con Ramón
Luis gritaron
cual dartacanes.
La
región de Murcia acumula años de retraso y atraso ferroviario. Es
incalculable el lucro económico cesante. Ya en 2003, tras el
trágico accidente de Chinchilla en el que murieron abrasadas 19
personas al chocar un tren de mercancías cargado de gasoil con uno
de pasajeros, el entonces vicepresidente de la comunidad, Antonio
Gómez Fayren
clamó y exigió una línea ferroviaria decente para la región de
Murcia y caso omiso. Los murcianos seguimos esperando el AVE que
ahora se anuncia para la primavera de 2018, mientras a la variante de
Camarillas le queda como mínimo un año porque, aunque está al 65%
de ejecución, ahora deben construir una galería junto a unos de los
túneles debido a la nueva normativa de seguridad. Tampoco hay planes
para desdoblar y electrificar esa vía férrea como habría sido lo
decente y responsable desde hace muchos años.
Los
murcianos no solo somos víctimas de la sumisión política ante
Madrid, sino que venimos sufriendo y pagando una cascada de
decisiones políticas erróneas por mala planificación en unos casos
e intereses inconfesables en otros. Veamos. El auténtico polo
turístico de la región de Murcia por sus maravillosos restos
arqueológicos, el puerto y los cruceros es Cartagena. Me atrevería
a decir que la línea del AVE a ciudad portuaria y no el
soterramiento debería haber sido la auténtica prioridad del
gobierno regional si, como dicen, solo les mueve el interés general.
Hoy
tampoco estaríamos hablando del polémico y costoso soterramiento
de las vías entre Senda de los Garres y Barriomar cuyo coste se
cifra en 600 millones de euros si en su día, con permiso del
fallecido
Samper,
hubiesen apostado por la opción de ubicar la estación de trenes al
norte de la ciudad donde ahora se ubica el centro comercial Nueva
Condomina donde el PGOU reservó terreno industrial; o si la propia
plataforma del soterramiento, que también ha dado sonoros bandazos,
hubiese aceptado la opción de hacer una nueva estación en Los
Dolores, a tan solo tres kilómetros de El Carmen. El portavoz de la
plataforma Joaquín
Contreras,
obcecado con el convenio del soterramiento de 2006, llegó a
calificar de “cacidada” la opción propuesta por Valcárcel
en
2012
de
llevar la estación de trenes a Los Dolores. Contreras
dijo que el presidente regional estaba proponiendo “una estación
de pueblo”, aunque ahora sus camaradas aceptarían con los ojos
cerrados esa alternativa ante la perspectiva de años de
interminables obras y el riesgo de que se paralice el soterramiento
con cualquier excusa política o económica como ha sucedido en
Valladolid. Algo que muchos murcianos no afectados directamente por
las vías no verían del todo mal porque creen, aunque no se atreven
a verbalizarlo, que hay necesidades en sanidad y educación más
importantes que soterrar las vías en tramos donde apenas hay
viviendas.
De
haberse optado por la alternativa
norte
que traía el tren desde Elche siguiendo el corredor de la A-7, el
AVE ya estaría en Murcia. La alternativa defendida en su día por la
pedanía de Alquerías, el gobierno valenciano y los ayuntamientos de
Orihuela y Benejúzar era la más recomendable técnica, ambiental y
económicamente porque ya entonces los vecinos exigían el
soterramiento. Donde ahora se ubica el centro comercial y el estadio
de fútbol, había terreno de sobra para haber ubicado la nueva
estación multimodal de trenes y autobuses de Murcia sacando del
centro de la ciudad unas estaciones que están encajonadas en los
barrios del Carmen y San Andrés. Pero el gobierno regional, RENFE y
el ayuntamiento de Murcia alegaron en contra y prosperó la opción
sur por la Vega Baja “por sus excelentes condiciones de
accesibilidad” dijeron.
Finalmente
se eligió la alternativa
Sur
a pesar de ser un recorrido más largo, que ha resultado más costoso
económicamente (cuanto más dinero en juego mejor para algunos) y
con un mayor impacto ambiental al discurrir por zonas inundables y de
huerta. El norte habría sido lo más conveniente para el interés
general, pero puede que lo menos rentable para el interés particular
de algunos como ha demostrado el caso judicial Nueva Condomina que
sentará en el banquillo a Cámara
(dos
años estuvo sin sacar dinero del cajero)
acusado de un delito de prevaricación por favorecer los intereses
del empresario en perjuicio de la ciudad de Murcia.
Lo
más triste y lamentable es que durante el periodo de información
pública de las alternativas norte y sur (corría el año 2002) solo
se presentaron 33 alegaciones lo que demuestra la falta de interés y
la pasividad de la sociedad murciana de aquella época que ahora se
lleva las manos a la cabeza por el muro del AVE en superficie cuando
pudo haber peleado por alternativas más adecuadas.
La
estación
en los Dolores,
presupuestada en su día en 50 millones de euros, se propuso más
tarde y también habría sido una opción infinitamente más barata y
sencilla que el soterramiento porque permite desviar todos los
trenes, incluidos mercancías, por una nueva plataforma paralela a la
autovía del Reguerón para enlazar de nuevo con la vía férrea en
Sangonera la Seca. Una opción que también habría sacado las vías
del tren del centro de Alcantarilla cuyo alcalde, Joaquín
Buendía no
dice nada, pero tiene un grave problema del que van a dar cuenta los
vecinos de las Tejeras concentrándose cada miércoles en el entorno
de las vías.
Valcárcel
propuso con firmeza esa opción porque el propio PGOU había
reservado una franja de terreno para un corredor ferroviario bajo la
denominación (NI), pero la plataforma del soterramiento
inexplicablemente la rechazó. Y
Cámara
y
Sánchez Carrillo rápidamente
se lo quitaron de la cabeza a Valcárcel
por intereses que solo ellos conocen.
No
duden de que hay mucho dinero en juego con el plan especial del
Carmen que se aprobó en 2010 para generar plusvalías urbanísticas
con las que sufragar las costosas obras del soterramiento. Un plan
especial del Carmen (aprobado sin informes preceptivos de CHS sino
del EPA que acabará anulando la justicia) que urbaniza un total de
207.290 m2 de los que 141.026 m2 pertenecen a ADIF, 11.559 m2
pertenecen a Gas Natural, 23.503 m2 están en manos particulares
deseando que se soterren las vías para hacer negocio y 18.316 m2
pertenecían a LATBUS que ya dio un pelotazo al vender esos terrenos
por 19 millones de euros.
El
23 de junio de 2006, solo un día después del convenio del AVE, la
empresa de transporte vendió en escritura pública los 18.631m2 de
sus viejas cocheras situadas en el entorno de la estación de El
Carmen a la compañía inmobiliaria Urbis S.A que finalmente acabó
quebrando. El precio se fijó en función de la edificabilidad futura
que iban a tener esos terrenos ya que en la escritura se hizo constar
que tenían inicialmente asignada una edificabilidad de 0,6m2/m2,
pero se añadía un dato que ni Latbus ni Urbis debían conocer en
esa fecha y era que por razón de la llegada del AVE estaba prevista
la modificación del Plan General de Murcia en la que el indice de
edificabilidad, por considerarse más adecuado para la viabilidad
económica de la actuación, sería del 0,9%m2/m2. Latbus nunca
explicó cómo supo que el aprovechamiento urbanístico se
incrementaría un 50% . Solo algún ingenuo sigue creyendo que no
hubo información privilegiada.
Tanto
la alternativa
Norte como
Los
Dolores
eran opciones más ventajosas técnica, ambiental y económicamente
para el interés general que mantener la estación en el Carmen con
el consiguiente y millonario soterramiento de las vías que ahora se
proyecta, pero esas opciones habrían dado al traste con los
pelotazos pasados y los que han de venir. Definitivamente, los
murcianos padecemos el síndrome de la rana cocida.