viernes, 18 de noviembre de 2016

BIENVENIDOS AL SUR

Hola Mundo.

Los responsables de la revista satírica Mongolia nunca llegaron a imaginar la que se iba a liar en Cartagena con su particular visión del resultado electoral en Estados Unidos. 


El primero en calificar de impresentable el cartel anunciador del espectáculo musical fue el presidente auónomico, Pedro Antonio Sánchez cuyo fervor religioso es bien conocido. No se pierde una misa. Recuerden que cuando fue investido presidente, el cura de Puerto Lumbreras, su pueblo natal, hizo repicar las campanas de la Iglesia para dar la buena nueva a todos los lumbrerenses.


Aunque el cartel de la virgen con la cara de Trump no deja de ser una interpretación humorística de lo acaecido en USA amparada por el derecho a la libertad de expresión, un concejal del PP, Álvaro Valdés consideró que se había cometido un delito contra los sentimientos religiosos y presentó una denuncia en comisaría. Decía que el cartel infringe el artículo 525 del Código Penal porque "se hizo en plan escarnio, mofa y burla con el fin de promocionar el show"  ¡Pues claro! Eso es  justamente lo que hacen las revistas satíricas: provocar mediante la burla, la ironía, la crítica y la mofa. La sátira es tan antigua como Grecia y la religión, históricamente, ha sido su principal fuente de inspiración. La política también es blanco de sus dardos. Que le pregunten a Rajoy.

Pues bien, el juzgado de instrucción número 4 de guardia cuando se presentó la denuncia, ha decretado el sobreseimiento provisional lo que significa  que la revista Mongolia no ha cometido ningún delito. No hay caso a no ser que alguien aporte algo nuevo.

La revista Mongolia, que considera propio de una mente enfermiza la interpretación que se ha hecho del cartel, insiste en que no ofende los sentimientos religiosos de nadie y advierten de que no se dejarán coaccionar.

  
Los responsables de la revista Mongolia, dispuestos a seguir haciendo lo que consideren necesario, oportuno y útil para la construcción de una sociedad democrática, laica y republicana,  confiesan estar asombrados y estupefactos con lo acaecido  en Cartagena: denuncia en comisaría, gritos, empujones, protección policial y misa de desagravio.  Aseguran que nunca antes les había ocurrido algo parecido en ningún lugar de España donde han diseñado carteles igual o más impactantes y provocadores que el de la Virgen de la Caridad con la cara del magnate norteamericano.

En realidad no es del todo cierto. En Sevilla, en 2014, sí que hubo críticas cuando le pusieron un cinturón de explosivos a la Virgen de la Macarena y el entonces alcalde  -ahora ministro de Interior-  Juan Ignacio Zoido comentó en twitter  que "La libertad de unos termina donde empieza la de otros. Hay necesidad de ofender los sentimientos de los sevillanos?". Es cierto que no hubo denuncia en comisaría, ni misas de desagravio pero la revista satírica acabó retirando la imagen de la Macarena de su web y acatando la petición de la hermandad  tras registrar en la Oficina Española de Patentes y Marcas la cara y el perfil de la famosa talla de la Virgen de la Macarena para impedir el uso denigratorio.


Lo que han descubierto en Mongolia es que el sur español es diferente cuando se trata de la Iglesia. No es casualidad que Andalucía, Extremadura, Murcia o Castilla La Mancha sean las regiones donde más alumnos eligen la asignatura de religión católica. Hay quien dice que sobran mantillas y falta cultura. 

En Oviedo (norte de España) Mongolia promocionó su espectáculo con un cartel en el que aparece la Virgen de Covadonga  -La Santina- con la cara del empresario  mexicano, Carlos Slim con el lema "Mejor rézale a Slim" porque el empresario había comprado el Real Oviedo Club de Fútbol. No consta denuncia en comisaría, ni rezos de protesta y, por supuesto, el Obispo de Asturias no ofició una misa de desagravio.
En Santiago de Compostela (norte de España) el blanco de la sátira fueron Rajoy y el Apóstol.  No constan  protestas ciudadanas. Y que sepamos el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo (PP) tampoco califícó de impresentable el cartel aunque lo fuese.


Y en Cataluña la revista Mongolia promocionó su espectáculo mostrando a La Moreneta cayéndole lejía por la cabeza al tiempo que dice "Poder negro" y el niño Jesús  responde "Sí podemos". Tampoco hubo una reacción como la de Cartagena.


El Obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, que durante la homilía pidió a los fieles que perdonen a los que han ofendido, se preguntaba qué significa la libertad de expresión. Dice el Obispo que "libertad de expresión no significa que puedas decir lo que te dé la gana si con ello ofendes y haces daño al que está a tu lado". A la misa no faltó la consejera portavoz Noelia Arroyo "en calidad de cartagenera y como representante del gobierno regional y de todos los murcianos que se han sentido ofendidos". Arroyo, que se ha repasado los artículos 16 y 20 de la Constitución Española para decir que "hay límites a la libertad de expresión" y que  "moralmente y éticamente debe defender el respeto a las creencias religiosas", convirtió en oficial su asistencia al desagravio que debió hacer a título personal por mucho que se lo pidiera el Obispo. Como miembro del gobierno regional representa a los creyentes ofendidos y a los que no creen en nada o profesan otra religión y no ven ofensa alguna en el cartel. Al final el más sensato ha resultado ser el alcalde de Cartagena, José López. Como creyente y católico admite que no le gusta el cartel pero  dice  "si respeta la legalidad, mi deber como alcalde es respetar la libertad de expresión".

La revista Mongolia, que no sale de su asombro por la impagable publicidad que está consiguiendo,  tampoco se perdió el evento religioso que, como el musical, fue todo un éxito de público.

Curiosamente la misma basílica donde el miércoles rezaban  para desagraviar  a la Virgen de la Caridad de "la terrible" ofensa infringida por un cartel que ni siquiera se ha llegado a imprimir,  celebrará el próximo domingo una misa falangista  por el fusilamiento, hace 80 años, de José Antonio Primo de Rivera.  Ventajas de vivir en Democracia.  Se puede rezar por quien a cada uno le dé la gana o  el presidente de una universidad católica puede decir, en presencia de las principales autoridades,  que "el matrimonio homosexual es una abominación a los ojos de Dios" y no pasar absolutamente nada.  Ninguna autoridad presente se sintió ofendida con lo de la abominación. Tras el acto académico  canapé y vino español.

Durante la protesta religiosa a las puertas del Nuevo Teatro Circo de Cartagena el sábado 12 de noviembre  convocada por la plataforma Rosas Negras (el nombre da escalofríos) no llegaron a las manos porque había cuatro lecheras de la Policía Nacional protegiendo la entrada del público al musical. Insultos, gritos, empujones,  pitidos, tambores y, por supuesto, rezos y cánticos. "Daban miedo" admiten en la revista Mongolia. "¡Esto es cosa de gente izquierdosa!", "¡Lo que han hecho con la Virgen es gamberrismo!", "¡Está gente izquierdosa solo sabe avasallar los símbolos católicos!", "¡Con Mahoma no se atreven pero a los católicos nos matan, nos persiguen!" Son solo algunas de las soflamas que gritaron esa noche los "rosas negras" al público que libremente optó por acudir al espectáculo musical de Mongolia, una revista que sí se mete con los musulmanes radicales.


Muchos cartageneros, creyentes y no creyentes, admiten que todo lo sucedido les ha dado vergüenza ajena. No es para menos.  El abogado y profesor cartagenero, Antonio Casado, miembro de Rosas Negras, llegó a escribir en twitter "por encima de la libertad de expresión está Dios". Hasta ese punto llegan algunos. Pero ¿Qué Dios? le respondía indignado un compañero periodista a través de la red social.  Es que así precisamente es como piensan los que aterrorizan con bombas y decapitaciones. Piensan que por encima de todo está Alá, su Dios. Con ese pretexto asesinaron a 12 personas de la revista francesa Charlie Hebdo.

Qué es o no es ofensivo depende del criterio moral y ético de cada uno. Para unos es ofensivo el cartel de una virgen con la cara de Trump pero, sin embargo, no lo es ver como el Mediterráneo se convierte en el mayor cementerio del mundo ante la pasividad de las naciones del primer mundo.

Se habla de poner límites a las libertad de expresión. Se repite machaconamente "tu libertad acaba donde empieza la mía". Llegados a este punto conviene repasar que, como criterio general, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos viene recordando que, dentro de los principios de las sociedades democráticas, ocupa un papel fundamental la libertad de expresión. Dicha libertad "constituye uno de los fundamentos esenciales de tal sociedad, una de las condiciones primordiales para su progreso y el desarrollo de los hombres". Este derecho fundamental ampara no sólo la emisión de juicios de valor favorables o considerados inofensivos, sino también aquellas ideas que trastornan,  inquietan o molestan. Además las condiciones bajo las cuales se puede y debe limitar la libertad de expresión están expresamente recogidas en el apartado segundo del artículo 10 del Convenio Europeo para la protección de los derechos y de las libertades fundamentales y la protección de los sentimientos religiosos no figura en la lista de causas por las que se deban poner límites a la libertad de expresión.  

Los países europeos no tienen una concepción uniforme de las exigencias correspondientes  a la protección de derechos ajenos cuando se trata de ataques a convicciones religiosas. Aquello que ofende gravemente a personas de cierta creencia religiosa varía mucho en el tiempo y el espacio, especialmente en nuestra época, caracterizada por una multiplicidad creciente de creencias y confesiones.  Europa aún no ha identificado con claridad qué es o no es ofensivo desde el punto de vista de las creencias religiosas porque "la ofensa" nos sitúa en el ámbito de lo subjetivo.

Es incuestionable que vivimos una época de irreverencia. Respeto a sentimientos religiosos y libertad de expresión están chocando. Nunca dejarán de tener roces porque el terreno de las emociones  y los sentimientos es resbaladizo. Pero en una sociedad que está sufriendo una auténtica crisis cultural porque la gente no lee y ha dejado de usar el cerebro para pensar de manera crítica en una clara involución y retroceso, límites a la libertad de expresión los justos y mucho  menos por motivos religiosos. Demasiada oscuridad empieza a haber ya en el mundo  (Trump, Brexit, Le Pen.....) como para que, encima, apaguemos la luz por un cartel. Ante la duda, LIBERTAD SIEMPRE. Y si hay alguien se siente ofendido debe recurrir a los tribunales como instancia mediadora que para eso están. En el caso del cartel de la revista Mongolia en Cartagena  el juzgado de guardia ya ha dicho que no hay delito y a la fiscalía ni había llegado el caso.

No olviden que ofende quien puede, no quien quiere. Lo digo porque el espectáculo Mongolia 2.0 llega a Murcia los días 1 y 2  de diciembre.  Saben que la patrona es la Virgen de la Fuensanta y que les gusta provocar. Puede pasar cualquier cosa con "La Morenica". Avisados quedan los devotos susceptibles de sentirse ofendidos por un cartel. No olviden que el sentido de humor es un signo de inteligencia  ¡Bienvenidos al Sur!


NOTA: Impagable el cartel en papel con el que Mongolia promocionó  su espectáculo en Cartagena.