domingo, 14 de junio de 2020

LOS MURCIANOS NO COMEN FRESAS

Hola Mundo.



Da igual cuantas manifestaciones virtuales se organicen en Twitter en defensa del Mar Menor. Los tuits no salvan mares. Solo los votos y los murcianos no han votado en defensa de la laguna. Al contrario. 

El Mar Menor se muere víctima de la avaricia, la desidia y la negligencia. Unos son más responsables que otros, pero todos culpables al fin y al cabo de uno de los mayores desastres ambientales y económicos de Europa.

Somos responsables porque libremente elegimos a los políticos que toman las decisiones. Hace solo siete meses, los murcianos votaron mayoritariamente a favor de la derecha y de la extrema derecha que, por acción u omisión, han convertido el Mar Menor en una ciénaga y hundido a la región de Murcia en un pozo de precariedad y pobreza. Los murcianos saben perfectamente que este Prestige lo fletó el Partido Popular y aún así les votan víctimas de una especie de disonancia cognitiva que les lleva a creer una cosa y hacer su contraria.


El consejero de Agricultura, Agua y Medio Ambiente, Antonio Luengo, dice que la región de Murcia "puede presumir de agricultura sostenible y de precisión" y al mismo tiempo arremete contra la estrategia europea "de la granja a la mesa" que obligará a reducir pesticidas y contaminantes y a implementar una agricultura que no arrase con la biodiversidad.

Nuestro consejero de Medio Ambiente ha llegado a exigir al Ministerio de Agricultura que la región de Murcia no se vea penalizada por las políticas europeas de reducción de huella de carbono. Y no contento con eso arremete contra el "lobby ecologista"  del que dice "ha ganado el pulso a la agricultura"  en una región donde el lobby agroindustrial pone y quita consejeros.  No es de extrañar que desde las organizaciones ecologistas de la región de Murcia hayan llegado a decir que "el consejero Luengo se ha convertido en un experto en envenenar las relaciones entre sectores sociales y administraciones".

Indigna el cinismo con el que el PP de la región de Murcia habla de defender el medio ambiente y hasta declara la Emergencia Climática. Fingen preocupación por un medio ambiente que literalmente han pisoteado. El decretazo ambiental que rebaja la exigencia normativa es la prueba inapelable de su destructora voluntad. Y lo hacen porque pueden. Conocen mejor que nadie el sustrato social al que se dirigen y saben que la protección del medio ambiente, en realidad, preocupa a una exigua minoría. La necesidad reordena prioridades y la conservación de la naturaleza no es primordial en una región a la cola en salarios, pensiones y nivel de vida; en el que la fruta fresca se ha convertido en un articulo de lujo para miles de familias sin que a nadie parezca importarle. 


Obra Social La Caixa


Nada es casualidad. "...Hay que destacar que la población mayor de dieciséis años de la Región de Murcia presenta un nivel educativo inferior a la meda española. Se observan más analfabetos, una proporción mayor de población con nivel educativo bajo y menor proporción de universitarios..." dice literalmente el Plan Estratégico de la Región de Murcia 2014-2020 elaborado por la Consejería de Hacienda. Nombre en clave: IRIS. "El grueso de la población sin estudios lo forman las mujeres y las personas mayores.  Así, respecto al resto de comunidades autónomas, Murcia sigue estando entre las regiones con peor nivel educativo de su población" añade el informe de otro fallido plan estratégico. 

Existe una relación directa entre el nivel de cualificación de los trabajadores y el PIB de una región. Pero qué sucede en la región de Murcia, pues que "el elevado peso de sectores como la construcción, los servicios y el sector agrícola han contribuido al aumento de ocupaciones de baja cualificación.  De hecho, la fuerte demanda de mano de obra sin requerimientos formativos facilita el abandono escolar temprano entre los jóvenes" reconoce la misma consejería de Hacienda.  Pues pasan los años sin que nada cambie y lo que es peor, sin que a nadie parezca importarle.

"En la región de Murcia 150.000 trabajadores del campo, la hostelería y el comercio cobran en el mejor de los casos el salario mínimo y muchos ni llegan". ”En la región de Murcia se permite que las empresas estén aprovechándose de los trabajadores”. "La inmensa mayoría de los trabajadores del campo (unos 130.000) lo hacen a destajo" aún siendo  una práctica  ilegal en España desde hace décadas. "En la región de Murcia uno de cada tres euros que se percibe es en negro y no paga impuestos y el gobierno regional mira para otro lado, no pone empeño en la lucha contra el fraude fiscal". "En la región de Murcia se firman cada año un millón de contratos temporales".

Bofetones de realidad que el secretario general de CCOO, Santiago Navarro, repartió a los diputados que integran la Comisión de Reactivación Económica constituida en la Asamblea Regional con el firme propósito de recomponer una región descompuesta por la pandemia pero, sobre todo, por décadas de falsas imposturas políticas y anuarios repletos de buenas intenciones. Una comisión parlamentaria, otra más, que solo alumbrará titulares de prensa que nadie leerá. Dentro de veinte años seguiremos hablando de la necesidad de cambiar el modelo productivo que condena a la emigración a miles de jóvenes murcianos con estudios superiores.

Nuestra región sigue tirando un pesado arado mental que la lleva a resignarse y da alas a quienes quieren mantenerla sumisa, callada y empobrecida. Los pobres no votan, se resignan. Y los que se deciden a votar, apuestan por la derecha esperando que algún día les caiga algo. Compran el discurso del miedo en vez de votar por la esperanza del cambio.  En redes sociales  han acuñado el término fachipobre: "gente obrera que sin estar informada ni querer, votan al PP o a VOX sin saber si les beneficia o no, pero que les da esa apariencia de pertenecer a una clase social más alta de lo que sería su estatus real".  "Una cosa es lo que eres y otra lo que quieres ser. Y el voto representa muchas veces lo que queremos ser" concluyen sesudos analistas sociológicos.


Pero el análisis político más certero de cuantos se han pronunciado en esta región no lo ha pronunciado un politólogo sino el ex concejal de Fomento, Roque Ortiz: "Hay mucha gente que está donde está gracias al PP. Que no olvide la gente de las concesionarias que les hemos conseguido trabajo. El que no se acuerda de las cosas es un marrano. Y puede que cuando vengan otros, que no va a pasar, los pongan en la calle". 

El escritor y periodista estadounidense Thomas Frank se preguntó por qué los pobres votan a la derecha. Y concluyó que  el maltrato que el capitalismo fue sometiendo al obrero, sobre todo en el último tercio del siglo XX en adelante, ha provocado una inseguridad económica que empuja al trabajador empobrecido y a parte de las clases medias hacia un universo de lo “moral” que fomenta el pensamiento conservador de gran parte de la sociedad. Lo liberal somete a la población a situaciones de vulnerabilidad o inestabilidad económica que la hace buscar seguridad en "lo tradicional". Y lo tradicional dicta que quien manda, debe llevar razón.

La derecha atrae a cada vez más votantes con menores rentas y nivel educativo a pesar del aumento de la desigualdad. En paralelo, como es común a otras democracias desarrolladas, quienes cuentan con estudios secundarios y universitarios tienen una mayor probabilidad de votar a la izquierda. Murcia no es una región ilustrada, es una región campesina, camarera y con altas tasas de abandono y fracaso escolar que ha normalizado la pobreza cuando la pobreza no es normal, no debería ser normal.

Desde la EAPN nos recuerdan que antes de la pandemia una de cada tres personas estaba en riesgo de pobreza en la región de Murcia.  "Imagina como será ahora" nos dicen y nos invitan a mirar a nuestro lado. Miles de personas viven angustiadas y aún así el gobierno regional se permite cuestionar el Ingreso Mínimo Vital del que dice "el subsidio por el subsidio no ayuda a las personas a salir de la pobreza". Eso opina el consejero de Presidencia y Hacienda, Javier Celdrán desde el balcón de su abultada nómina  con cargo al erario público en una de las regiones  con la menor tasa de cobertura mediante Renta Básica de Inserción; cuyo gobierno tardó diez años en aprobar el reglamento que debía desarrollar la Ley 3/2007 de Renta Básica de Inserción pese a las advertencias del Defensor del Pueblo y de decenas de mociones aprobadas en la Asamblea Regional. 

¿Y saben qué es lo más triste? Que murcianos con exiguas pensiones, que recuentan los céntimos a la hora de ir a pagar el pan, les compran el discurso. El PP nos tiene calados. Saben perfectamente que las vecinas que al anochecer sacan la silleta de playa a la puerta de la casa a tomar el fresco no comentan entre ellas que el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha dicho que el ingreso mínimo vital es "un claro ejemplo" de lo que necesita Europa.

El precio de la fruta fresca se ha disparado en la región de Murcia. En lo que va de año ha subido un 14,3%. Miles de familias no se la pueden permitir. En la región de Murcia, los pobres no comen fresas. Así es la "mejor tierra del mundo" versión Fernando López Miras, presidente de una comunidad con altas tasas de pobreza y endeudada hasta las cejas por un mal sistema de financiación, pero también por una mala gestión del dinero público.

La deuda regional ya roza los 10.000 millones de euros. Aumentó en otros 400 millones de euros durante el primer trimestre. La deuda duplica el presupuesto regional. El importe de la deuda viva representa el 30,8% del PIB. Cada murciano debe 6.643 euros y, aún así, el gobierno regional sigue anunciando inasumibles  rebajas de impuestos por un puñado de votos. Ni hablar de la corresponsabilidad fiscal que contempla la Constitución Española. 
Da igual cuantos expertos pasen por la Comisión Especial de Financiación de la Asamblea Regional advirtiendo de que tan descomunal deuda regional no es imputable solamente a la infrafinanciación. Como mucho 2000 de los 10.000 millones de deuda regional. Y a nadie parece importarle. Los murcianos no comen fresas, comen pasta y pagan con su esfuerzo el descomunal endeudamiento generado por la gestión de unos dirigentes políticos absolutamente irresponsables que, sin embargo, siguen pedaleando en las encuestas como si tal cosa y gobernando para los suyos con los votos de muchos. 

Unos malos gestores  perpetuados en el poder gracias a Ciudadanos que, un año después de coaligarse con el PP de López Miras, siguen sin llevar a cabo la auditoría integral del gasto público de la Comunidad Autónoma  para aumentar la eficiencia y reducir posibles gastos superfluos o innecesarios. Posiblemente porque esa auditoría, si es realmente seria e independiente, podría concluir que  no hay gasto más superfluo que el sueldo que pagamos a los diputados y consejeros de Ciudadanos.

Mientras otras regiones de España avanzan, la región de Murcia se estanca víctima de la ignorancia, la desidia y el conformismo. Como si las dentelladas de la pobreza y la exclusión no pudiesen atraparnos. Miren a su alrededor y descubrirán que ya nos han atrapado.