El PSRM-PSOE está al pairo porque al
frente del barco hay un patrón que no distingue entre babor y
estribor y, lo más grave, no quiere aprender. Ha tenido cien días
para sacarse el titulín
político-regional y todavía acude a entrevistas de prensa sin
saberse la lección. Puede que Diego
Conesa sea buen alcalde de
Alhama, pero no valga para dirigir un partido tan indómito como el
PSOE. Los socialistas tendrán que empezar a asumir que igual han
elegido a un capitán de agua dulce.
“Diego Conesa
escucha pero asimila poco porque es muy cabezota” se quejan sus
allegados. Y así les va. Titubeó con las enmiendas a la Ley de
Medidas Urgentes para la Sostenibilidad Ambiental del Mar Menor
poniendo en riesgo la unidad política que durante meses habían
exhibido, contra viento y marea, los diputados Antonio
Guillamón, María
Giménez y Luis Fernández y
ahora ha asumido como propio el despotismo
ferroviario del PP
consistente en un tren para
el pueblo pero sin parte del pueblo,
decepcionando con ello a muchos socialistas de los barrios del sur
de Murcia y a cientos de vecinos con los que no hace muchos meses se
hacía fotos junto a las vías luciendo sonrisa profident.
A Diego
Conesa le preguntaron esta
semana en Onda Cero qué haría con el conflicto del soterramiento si
mañana despierta y descubre que es presidente de la Comunidad
Autónoma, dado que la tensión ha aumentado en los últimos días a
cuenta de la pasarela de ADIf. Una pregunta con la que se podría
haber lucido si realmente fuese un líder. Bastaría con que hubiese
respondido “mañana mismo estaría en las vías hablando con los
vecinos”. Pues no, Conesa
se
lanzó a defender la
pasarela para garantizar “la permeabilidad entre los barrios
mientras se acomete el soterramiento cuyas obras han comenzado y
llega el AVE en superficie”. Él solito se metió en ese charco
aunque tuvo la oportunidad de enderezar su respuesta en varias
ocasiones. Nadie le obligó a decir lo que luego, tanto él como el
portavoz, Francisco Lucas,
intentaron matizar infructuosamente. Y claro, la reacción de los
vecinos afectados y de la plataforma no se hizo esperar,
especialmente en redes sociales donde le han pedido que “se oponga
tajantemente y sin ambigüedades a la construcción de la pasarela y
a la llegada del AVE en superficie”. A los vecinos no les vale ese
“sí pero no” de un partido acomodado en la oposición y que
navega en la constante indefinición por temor a perder el apoyo
empresarial (a nadie se le escapa que Conesa
es alcalde de Alhama donde tiene su sede una empresa cárnica que
también es propietaria de hoteles) y los potenciales votos del
cogollo murciano como si los que cogerán el AVE para ir a la ópera
en Madrid o de compras a la calle Serrano hubiesen votado alguna vez
a los socialistas.
Los vecinos, apoyados por más de
50.000 personas, siguen pidiendo el AVE en Beniel con un tren
lanzadera desde Murcia. Si los murcianos que vayan a Alicante en
cercanías tendrán que hacer transbordo en Albatera, porqué no un
transbordo en Beniel ¿Acaso los que cogen los cercanías, que son
más, merecen menos? Pero llega el secretario general de la
agrupación socialista Distrito Murcia-Sur, José
Zapata y sentencia que
“hasta el Tato se da cuenta de que de Beniel a estas alturas no
tiene sentido [hablar] porque las obras del soterramiento están
iniciadas y hay que concluirlas”. Conclusión: el PSOE es un pollo
sin cabeza. Hoy su secretario general es capaz de defender que ADIF
ponga una pasarela y mañana se sube a una moción que pide su
paralización. Hoy asume que el AVE llega en superficie y hace solo
cinco meses el grupo socialista apoyaba una moción en Pleno que
pedía el AVE en Beniel mientras se acomete el soterramiento. Una
moción, por cierto, con la que el alcalde Ballesta
y el ministro de Fomento,
Iñigo de la Serna
deben haber empapelado el baño, que es exactamente lo mismo que ha
hecho Conesa
asumiendo el “despotismo ferroviario” del gobierno. Igual aprende
y no vuelve a una entrevista periodística sin haberse preparado los
temas porque ni siquiera supo responder a la pregunta de si compartía
las palabras de Felipe
González de que “no hay
en España un fenómeno de corrupción política, sino un descuido
generalizado”. Y mira que esa era fácil.
Si este es el PSRM-POSE que quiere
ganar en 2019, ya podemos ir preparándonos para ver a Fernando
López Miras de presidente
y a Miguel Sánchez
(Ciudadanos)
de vicepresidente o viceversa. Conesa
no acaba de comprender que debe reconquistar el voto de la izquierda
porque el centro político está más saturado que la M-30 en hora
punta. Está claro que no comprendió el consejo que el pasado verano
le dio una militante en Ojós tras su primer discurso como candidato
a las primarias socialistas: “Diego, la plataforma del
soterramiento y todo lo que mueven debe ser nuestro 15M”. Algo que
sí está sabiendo aprovechar PODEMOS, un partido a quien todos
reconocen su coherencia. Defienden su postura hasta el final aunque
les escupan “sapos y culebras”. Y la coherencia en política es
un plus que no muestran ni PSOE ni Ciudadanos. Solo que los de Albert
Rivera están bendecidos, y
aunque hayan vendido puestos en las candidaturas al mejor postor,
siempre salen guapos en la foto y en los sondeos.
Por otra parte no sé hasta qué punto
el Partido Popular de Bernabé
y López Miras se
puede permitir imágenes mensuales en televisión, prensa y redes
sociales de enfrentamientos entre la policía y vecinos a cuenta de
los potenciales votos que, calculan, les reportará un AVE que llega
contaminado de rabia e indignación de miles de personas. Puede que
el PP esté sobreestimado el rédito electoral que ese tren les
reportará.
El soterramiento que desde hace casi
30 años exigen los vecinos del sur de Murcia (empezaron cuando el
AVE aún era ciencia ficción) se ha convertido en un símbolo de la
lucha vecinal contra la injusticia social y la prepotencia política
que ya imitan vecinos de otras barriadas de España como ha sucedido
en Granada. El principal temor del PP de la región de Murcia es que
el virus de la indignación y la reivindicación se extienda a otros
barrios de Murcia a cuenta de otros temas y eso acabe costándoles el
gobierno en 2019. Solo así se entienden determinadas salidas de
tono de sus dirigentes. Y para evitar que la mancha de aceite se
extienda, han optado por vacunarse intentando desprestigiar a la
plataforma a la que acusan de estar dominada por “radicales que no
defienden los intereses del barrio y solo quieren detener el tren del
progreso”. “La
plataforma está podemizada” asevera el presidente Fernando
López Miras “porque se
manifiestan juntos”. Pero es que los dirigentes de Podemos se
apuntan a cualquier acto de protesta vecinal, y no todos los
gamberros y delincuentes militan en Podemos. ¿Sería justo decir que
los regantes y agricultores están derechizados y absorbidos por la
gaviota porque se manifiestan juntos por el agua?
Les han llamado “mataos”
“cansinos”, “podemitas”, “radicales” y ahora
“terroristas”. Un medio público se inventó operarios heridos
inexistentes tras el lanzamiento a las vías de cuatro petardos
gordos con tornillos que la presentadora justificó diciendo que
había confundido “artefacto adherido” con “operario herido”.
El consejero de Cultura ha llegado a comparar los actos vandálicos
en las vías con los atentados de la banda terrorista ETA, que
asesinó en España más de 800 personas, y se disculpa diciendo que
le han malinterpretado. El delegado del gobierno, que debería
alimentar la calma y el sosiego porque es cristiano y reza mucho a la
Virgen de la Amargura, solo acierta al condenar, como hacemos todos,
los incidentes violentos. Un asesor
pacifista del
gobierno regional ha pedido a la Delegación del Gobierno que les
aplique la ley antiterrorista y desmantele el comando Murcia. Les han
culpado del retraso del AVE, aunque Murcia está a la cola de España
en inversión en infraestructuras y, para rematar, llega Diego
Conesa y en la radio
defiende la pasarela cuya instalación tratan de impedir los vecinos.
Que la planificación de infraestructuras en la región de Murcia sea
“un puto desastre” (dirigente del PP dixit)
también es responsabilidad de la oposición; especialmente del PSOE,
que lleva años poniéndose de perfil, regala corbatas a ministros
después de que estos admitan “no hay nada para Cartagena” y, lo
más grave, todavía no ha exigido con firmeza que RENFE mantenga
trenes de pasajeros por Camarillas cuando la variante esté terminada
este verano, posibilitando que muchas familias murcianas puedan ir en
tren a Madrid a un precio asequible y que la comarca del noroeste
mantenga el tren (Cieza, Archena, Calasparra y Hellín).
Todo esto es un disparate interminable
que, tristemente, empezamos a asumir con absoluta normalidad cuando
es el ejemplo palpable de que ha fracasado estrepitosamente la
política y el noble arte de posibilitar y alcanzar acuerdos
planificando con cabeza. Con lo sencillo, y más barato, que habría
sido sacar las vías del centro de la ciudad con una estación en los
Dolores. Pero hace mucho tiempo que ese tren pasó de largo y ahora
planean enterrar 600 millones de euros.
La escasa credibilidad que había
ganado el presidente de ADIF, Juan
Bravo -comparecerá en la
Asamblea Regional el próximo 28 febrero- lo están dilapidando cada
vez que algunos dirigentes abren la boca. Es
todo tan surrealista que causa asombro hasta lo increíble. Como
cuando los agentes de la Policía Nacional tuvieron que llamar dos
veces a un tuitero de apodo “Pepe
Gromanaüer”
que había sido denunciado por el colegio de periodistas por haber
insultado gravemente a un periodista quien había pedido en Twitter
que respetasen el trabajo en las vías de sus compañeros, pues se
habían equivocado al redactar el atestado y lo habían llamado “Pepe
Grijander”. Ya
se pueden imaginar las carcajadas en comisaría y el mosqueo del
fistro. Surrealismo en estado puro en una región que ya es cuna
europea del despotismo ferroviario: un tren para el pueblo, pero sin
parte del pueblo.
Artículo publicado en el periódico La Opinión el sábado 20 de febrero de 2018.