viernes, 30 de noviembre de 2018

TRASVASES DULCES Y AMARGOS

Hola Mundo.

¿Qué quieren que les diga? El tema agua causa hartazgo. Cansa tanto que los periodistas de todos los medios que hoy han acudido en el Palacio Almudí a la inauguración de la exposición "130 años de luchas y conquistas" con motivo del 130 aniversario del sindicato UGT, no han hecho ni una sola pregunta al respecto ni al presidente López Miras ni al delegado del gobierno Diego Conesa y ha habido canutazo  con ellos. Ni la periodista de 7RM ha preguntado. Y no crean que estaba pactado de antemano. Simplemente, no querían volver a hablar del mismo tole tole. Deben estar hasta la coronilla de escribir y locutar un día sí y otro también los mismos mensajes y descalificaciones de unos y otros sin que se atisbe solución. Y no lo hay porque  aquí se cuentan votos. Ni lluvias, ni humedad en la cuenca, ni obras en el canal, ni sequía. Castilla La Mancha aporta 21 escaños al Congreso y la región de Murcia solo 10 diputados. Y esas cuentas las hacen tanto populares como socialistas en Génova y en Ferraz. 

Y justamente ahora que el barómetro de otoño del CEMOP concluye que el agua pierde fuelle entre los asuntos que más preocupan a los murcianos, más  intensifica el PP el mensaje hídrico con la esperanza de que le mantenga en el gobierno regional y frene el ascenso de un PSRM-PSOE que ha decidido sacar la artillería. El PSOE, que siempre se ha mostrado acogotado con el "Agua para Todos" tras la derogación del trasvase del Ebro por parte de Zapatero,  ha decidido pasar a la acción para decir sin complejos que de no ser por las desaladoras de Cristina Narbona que el gobierno regional quería vender a los árabes, "nos habríamos bebidos los mocos en la región de Murcia durante  los once meses de trasvase cero que hemos padecido con el gobierno de Rajoy"  dice un dirigente socialista indignado que además pregunta "¿Qué ha hecho el PP de la región de Murcia a lo largo de estos años 20 años para asegurar el agua que necesita la cuenca del Segura?".

El PSRM-PSOE ha tirado de BOE para señalar que la ministra García Tejerina, del PP, autorizó hasta en ocho ocasiones  el envió de menos agua de la permitida por la ley del memorándum. La última vez fue el 9 de mayo de 2017 que, como ha sucedido en noviembre, autorizó el envío de 7,5 hm3 solo para abastecimiento y nada para regadío. Trasvase cero para el campo pudiendo haber autorizado 20 hm3 al encontrarse la cabecera del Tajo en nivel III.  "¿Dónde estaba Lucas Jiménez entonces?" preguntan desde el PSRM-PSOE que recuerdan que desde que gobierna Pedro Sánchez se ha autorizado cada mes el máximo previsto por la ley.


Como la memoria es corta, un rápido repaso a la hemeroteca permite comprobar que aquel trasvase cero en absoluto provocó la crispación de los regantes. Como mucho, preocupación. Dijeron que "en 15 días la situación podría ser caótica", pero no lo consideraron el ataque  más virulento contra el acueducto. Aquel trasvase cero resucitó la Mesa del Agua de su largo letargo, cuyo presidente, José María Albarracín se limitó a solicitar una reunión urgente con la ministra Tejerina que, por cierto, nunca le concedió. El gobierno regional de López Miras tampoco habló de robo. Se limitó a ofrecerse como mediador entre los regantes y el ministerio. Nadie exigió explicaciones. Nadie habló de recurrir la decisión de no trasvasar agua para riego ante los tribunales de justicia. Nadie pidió nombres y apellidos de los técnicos que en aquella comisión de explotación propusieron el envió de 7,5 hm3 solo para agua de boca a las puertas de un verano seco en la cuenca del Segura, que habría necesitado el máximo de  20 hm3 permitidos por la ley del memorándum. 
 
Edición La Verdad, 11 mayo 2017
11 mayo 2017

Los  regantes del acueducto, que han entrado de lleno en campaña electoral,  han demostrado que los trasvases cero del PP son dulces y que los del PSOE son amargos, aunque lo verdaderamente amargo es la falta de agua en esta tierra seca y la ausencia de visión de Estado por parte de los grandes partidos políticos. No se dan cuenta los regantes de que  así pierden credibilidad y de que  se  convierten en corresponsables, junto a los políticos, de un fracaso monumental en España: la política hidrológica.  El agua ha dejado de ser incolora, inodora e insípida. Se ha vuelto oscura, apesta a intereses  y sabe a rayos. Y todo por un puñado de votos aquí y allá. Qué pena, qué desgracia.