"No quiero retractarme de nada porque no es honrado actuar contra la propia conciencia". Miguel Delibes. El Hereje.
Hola Mundo.
"Quien ataca el trasvase Tajo-Segura, ataca a la región de Murcia". Eso repite siempre que tiene ocasión el presidente Fernando López Miras abrazado al cartel mental del "Agua para todos" que tantas victorias electorales reportó a Ramón Luis Valcárcel, ahora investigado por montar una desalobradora, la de Escombreras, que ha sangrado, sangra y sangrará las arcas regionales durante muchos años. Malversación de fondos y prevaricación le imputa el juez.
El trasvase Tajo-Segura mueve votos pero, sobre todo, mueve mucho dinero en la cuenca del Segura donde el agua se ha convertido en un negocio muy lucrativo; y quien osa cuestionar su permanencia se convierte en un hereje a quemar en la hoguera de los tribunales. Este es el relato de los hechos:
El hereje se llama Francisco Turrión. Un hidrogeólogo de dilatada experiencia técnica en la Confederación Hidrográfica del Segura que en 2017 osó realizar un informe para Greenpeace titulado "La trama del agua en la cuenca del Segura, diez años después".
En ese informe, Turrión aseveró que el trasvase Tajo-Segura podría cerrarse en el plazo de tres años, dado
que, según sostenía y sostiene, la cuenca del Segura es autosuficiente y tiene capacidad para
abastecerse de sus propios recursos. "El continuo déficit de agua que se muestra es ficticio, pero se
utiliza para tratar de justificar la necesidad de megaconstrucciones y
grandes plantas de desalación, además de seguir alimentando proyectos
urbanísticos de la burbuja inmobiliaria y dar más agua a miles de nuevas
hectáreas de regadíos intensivos e ilegales".
Según Turrión "los recursos propios de agua de la cuenca del Segura están mal evaluados y no se cuenta con la mitad de los recursos naturales de agua subterránea que tiene". Éstos, según sus cálculos, alcanzan "un volumen adicional de entre 500 y 800 hectómetros cúbicos al año que sumados al agua desalada que prevé el Plan Hidrológico, hace que la cuenca del Segura tenga un superávit de unos 200 hectómetros cúbicos al año incluso sin contar con el agua procedente del Tajo".
El informe de Turrión que Greenpeace presentó en Toledo tuvo rápida respuesta por parte de Murcia. El entonces presidente de la CHS, Miguel Ángel Ródenas, llamó a capítulo a 25 "expertos" para que estamparan su firma en una carta abierta previamente redactada, dicen que desde el Instituto Euromediterráneo del Agua, con la que intentaron desacreditar el informe de la organización ecologista del que dijeron "no se basa en realidades científicas contrastadas sino en falsedades pseudocientíficas que son rechazadas por los especialistas". "La cuenca del Segura pierde el 90% de la lluvia por la evapotranspiración" afirmó Ródenas.
Solo que los 25 expertos olvidaron rebatir con datos técnicos pormenorizados las supuestas falsedades como recordó la organización ecologista. "Sus argumentos son generalidades basadas en creencias y opiniones antiguas que no tienen en cuenta los nuevos estudios sobre los acuíferos de la cuenca del Segura" respondió Greenpeace.
Nadie osa cuestionar o criticar el trasvase Tajo-Segura en la región de Murcia y quien se atreve debe ser duramente castigado no vaya a ser que broten imitadores replicando el mensaje. Y el Ministerio de Agricultura, entonces bajo el mandato de Isabel García Tejerina, abrió expediente disciplinario a Turrión con suspensión de empleo y sueldo durante seis meses. No por lo dicho en ese informe, que había expresado en multitud de ocasiones anteriores en artículos de prensa, "sino por haberlo dicho en una publicación de Greenpeace y por la repercusión mediática que ello podría suponer" concluyó el juzgado de lo social número 6 que, en marzo de 2019, declaró nula la sanción impuesta a Francisco Turrión y condenó al Ministerio a indemnizar al geólogo con 12.000 euros por daños morales.
El fallo judicial estimó que había "sobrados indicios de que el auténtico móvil de la sanción fue coartar la libertad de expresión" del funcionario de la CHS que había cuestionado la necesidad del trasvase del Tajo. Es más. La juez en su sentencia llegó a decir que existía "el más absoluto vacío probatorio" de que lo que se decía en el informe de Greenpeace no fuera cierto. Es decir, la administración ni siquiera se molestó en aportar al juzgado un informe técnico que rebatiera las tesis de Turrión.
El Ministerio perdió el juicio, pero recurrió la sentencia del Juzgado de lo Social ante el TSJ de Murcia que en diciembre de 2019 volvió a dar la razón al hidrogeólogo y, además, condenó al Ministerio para la Transición Ecológica a pagar las costas del juicio. La sentencia del TSJ contó con el voto particular de uno de los magistrados a favor de Turrión en el que explicaba que el recurso del ministerio ante el TSJ nunca debió admitirse porque las sanciones disciplinarias anuladas en primera instancia no tienen recurso posible y son firmes desde el primer momento, al igual que las indemnizaciones que se deriven de dicha declaración de nulidad.
Resulta que el TSJ ha notificado a las partes que ha pedido en dos ocasiones (el 16 de junio y 7 de octubre de 2020) al Tribunal Constitucional la sentencia 126/2003 sin recibir respuesta. Pero desde el Tribunal Constitucional aseguran que ellos no han recibido ninguna petición de TSJ de Murcia. Y recuerdan que todas las sentencias del Constitucional se publican en el BOE. Pero es que la sentencia en cuestión está colgada en la página web del Constitucional y cualquiera la puede consultar. Basta con un ordenador y con darle al intro. Surrealista la historia, pero reveladora del funcionamiento de la justicia en España.
En un hereje hídrico, en eso se ha convertido Francisco Turrión por cuestionar la necesidad del trasvase Tajo Segura, por asegurar que la cuenca del Segura no es deficitaria, por criticar la gestión de la CHS que durante tantos años permitió la expansión sin control del regadío ilegal, por pedir que sea la AEMET y no CEDEX quien aporte los datos pluviométricos, por decir que el nivel de los pozos se mide erróneamente, que no se contabilizan los embalses subterráneos y por denunciar que se están regando con aguas del trasvase fincas agrícolas que no tienen derecho al agua del acueducto. Y todo eso, según Greenpeace, "inquieta sobremanera a los aguatenientes que quitan y ponen consejeros en la región de Murcia".
El informe Greeneace alude a lo que en la cuenca del Segura se conoce como "los peajes". "Esta figura no existe en la Ley de Aguas ni en ninguno de sus Reglamentos ni Decretos, pero este tipo de autorización sin publicidad y sin concesión existe en la cuenca del Segura y con ella se puede estar movimiento un volumen anula de entre 30 y 40 hm3/año si no más ya que la CHS no hace públicos los datos. Muchos de los regadíos desarrollados en los últimos 20 años en Águilas, Mazarrón, Pulpí, Almendricos (Lorca), los de la margen derecha del río Guadalentín hasta la coste norte de Carrascoy y algunas fincas de la zona de Orihuela y nordeste del Campo de Cartagena, que se encuentran fuera de los perímetros de riego del trasvase Tajo-Segura, se riegan gracias a estos peajes".
Cuestionar el dogma hídrico en la tierra del "Agua para todos" no sale gratis y Turrión fue condenado a la hoguera de los tribunales cuyo fuego aviva un Abogado del Estado, también profesor en la UCAM y con negocios privados, que en el Juzgado de lo Social llegó a decir que poner en tela de juicio la necesidad del trasvase Tajo Segura es tan alarmante como si alguien dijera que "el cáncer se cura tomando zumo de limón y se oculta para que las farmacéuticas sigan ganando dinero". Evidentemente, no ha escuchado al presidente de la UCAM, José Luis Mendoza, asegurar recientemente que "la ingesta de grandes dosis de vitamina C fulmina el coronavirus".
La batería estratégica de pozos de sequía que ordenó construir la CHS durante esos años de tremenda sequía en España, entonces presidida por José Salvador Fuentes Zorita, dio lugar a la publicación de un libro por parte del organismo de cuenca que su sucesora en el cargo, Charo Quesada, se negó a presentar en rueda de prensa y cuyos ejemplares almacenó durante meses debajo de una escalera. "Si se entera Barreda nos cierra el trasvase" le dijo a Turrión después de que éste declarase en Orihuela que habían dado con un acuífero que almacenaba 1500 hectómetros cúbicos de agua de muy buena calidad, ni dos gramos de sal por litro.
Estos son los hechos, suyas las conclusiones.
Pero herejes
son también las organizaciones ecologistas por denunciar plantaciones en barrancos y ramblas, roturaciones de montes, transformaciones de grandes fincas de secano, sobre todo en las zonas próximas a la costa. En definitiva, por denunciar la existencia del regadío ilegal
que hasta hace muy poco negaban por activa y por pasiva las autoridades regionales y hasta la administración estatal a través de la
Confederación Hidrográfica del Segura que durante muchos años hizo la vista gorda.
Criticar el trasvase del Tajo o la agricultura entorno al Mar Menor conlleva ser anatematizado. Pocos se atreven. Nadie quiere exponerse a contrariar al poderoso lobby agrícola y regante que organiza actos como los de la Fundación Ingenio para confundir y blanquear de manera obscena al sector agroindustrial y responsable, entre otros, del ecocidio.
Niegan que la agricultura intensiva, que ha cultivado lechugas a pie de playa, sea responsable del desastre ambiental de la laguna. Incluso se permiten aseverar como hizo un catedrático de la UPCT que "los nitratos no son el enemigo" cuando existe profusa literatura científica que demuestra que los fertilizantes empleados en la agricultura son responsables en un 85% de la eutrofización del Mar Menor y de la contaminación química del acuífero que acumula 300.000 toneladas de nitratos. También es cierto que detrás de la Cátedra de Agricultura Sostenible de la UPCT hay muchas de las empresas y organizaciones que componen la Fundación Ingenio.
Tan surrealista fue el acto de la Fundación Ingenio que otro de los expertos invitados, el profesor, Joaquín Melgarejo, habló de "cataclismo económico y social" si desparece la agricultura del Campo de Cartagena, aseguró que "causa gran bienestar a la población que vive de ella, también a la inmigrante" y recordó, no se sabe muy bien con qué intención, que la reconversión industrial de Cartagena en los años 80 acabó con la Asamblea Regional en llamas. ¿Acaso insinúa que la reconversión ambiental que requiere la agricultura y exige la UE para la agricultura entorno al Mar Menor puede provocar episodios tan graves como la quema del Parlamento? ¿Conoce el profesor Melgarejo que un 32 por ciento de la población de la Región de Murcia se encuentra en situación de pobreza y exclusión social o en riesgo de padecerlas y que ese porcentaje que se eleva hasta el 36,3 por ciento en la comarca del Campo de Cartagena-Mar Menor? ¿Bienestar para quién?