Hola Mundo.
Hay más democracia en el aula de cualquier colegio de la Región a la hora de elegir delegado que borre la pizarra que en la Asamblea Regional. Es tan grave lo que está ocurriendo en el Parlamento murciano que no hay palabras.
¿Qué ha pasado? Pues todo apunta a que el Ejecutivo ha nombrado desde San Esteban al portavoz de un grupo parlamentario. Y a tomar puñetas la separación de poderes, la democracia, la decencia y la vergüenza.
El diputado expulsado de VOX, Francisco Carrera, ha sido impuesto a toda prisa como portavoz "provisional" del Grupo Mixto por la Mesa de la Asamblea Regional gracias al voto de calidad de su presidente, Alberto Castillo, puesto que Carrera cesó automáticamente como secretario de la Mesa en cuanto se disolvió el Grupo Parlamentario VOX al que pertenecía.
Y lo han hecho enarbolando un reglamento que decayó en cuanto el Grupo Mixto de cuatro diputados se convirtió en un Grupo Mixto de ocho. Es decir, sin amparo jurídico que sustente ese nombramiento según los expertos consultados, aunque los letrados de la Asamblea argumentan que "decae el portavoz en cuanto decae el reglamento" y que "no puede haber grupo si no hay portavoz". Pero si, como dicen, decae el portavoz en cuando decae el reglamento ¿por qué utilizan la fórmula del orden alfabético del apellido para elegir al portavoz de un reglamento decaído? ¿No hay reglamento inerno, pero utilizo el reglamento? ¡Qué prisa por bajar de la tribuna de oradores a Marín! Un disparate jurídico se mire como se mire. De ahí que tanto PSOE como Podemos estén preparando las denuncias correspondientes contra Alberto Castillo como máximo responsable.
La cuestión es que Alberto Castillo no ha esperado a que el Grupo Mixto acuerde un nuevo reglamento de funcionamiento. Tampoco ha permitido que sean los ocho diputados del Grupo Mixto los que intenten elegir a su portavoz. Qué menos que permitirles discutir, votar y elegir o, simplemente, demostrar que son incapaces de acordar nada y que sea la Mesa, entonces sí, la que apruebe otro reglamento y estipule cómo han de elegir al portavoz. Como si quieren jugárselo a los chinos. Sería más democrático que lo que han hecho ahora.
Es que Castillo ha obviado el artículo 26 del Reglamento de la Cámara que preside. "En todo caso, la dirección, portavocía y representación política del
Grupo Parlamentario Mixto quedará establecida en el Reglamento de
organización y funcionamiento interno de dicho grupo" dice el Reglamento. Menudo papelón el de la letrada jefe de la Asamblea Regional.
Los antecedentes. Tras la fallida moción de censura de Cs y PSOE contra el Gobierno de López Miras, los diputados Ana Martínez Vidal y Juan José Molina solicitaron su ingreso en el Grupo Mixto. Lo hicieron oficialmente el 17 de junio de 2021. María Marín de Podemos no dejó de ser la portavoz del citado grupo durante los meses que intentaron consensuar la manera de funcionar. Tampoco se interrumpió la actividad parlamentaria. No fue hasta el 28 de septiembre de 2021 que la Mesa de la Asamblea, ante el desacuerdo de los cuatro diputados, aprobó un reglamento de funcionamiento que recogía criterios de otros reglamentos de parlamentos españoles relacionados con el orden alfabético y la antigüedad. De esa forma, le tocó la portavocía al diputado de Podemos, Rafael Esteban que, por razones laborales y políticas, cedió inmediatamente el puesto a la siguiente de la lista que, por la letra del apellido, era María Marín. Solo protestaron los diputados de Cs. Al PP no le pareció mal porque lo que no quería era a Martínez Vidal como portavoz. Y Marín ha ejercido hasta el 10 de octubre de 2022 que ha sido apartada para poner en su puesto al diputado expulsado de VOX, Francisco Carrera. El mismo que llamó "conejos" a los hijos de madres solteras y que cree que los socialistas están obsesionados con el sexo y que la educación afectivo sexual "corrompe la mente de nuestros jóvenes".
Jugada maestra. Anulan a María Marín de Podemos a menos de un año de las elecciones autonómicas y municipales quitándole el altavoz que supone la tribuna de la Asamblea; tienden puentes con VOX con los que saben que van a tener que entenderse para mantener el Gobierno regional y mantienen la mayoría parlamentaria en la Junta de Portavoces con Carrera como portavoz de un grupo de ocho diputados. Y a Juan José Liarte lo contentarán con el puesto de Secretario de la Mesa de la Asamblea con el plus económico que conlleva. Es la garantía para sacar adelante los presupuestos regionales de 2023. Si no, no habrá presupuestos. El PP necesita los dos votos de Carrera y Liarte para tener mayoría parlamentaria y todo indica que van a vender caros sus apoyos.
¿Qué pasaría si varios diputados del PSOE solicitaran ahora su paso al Grupo Mixto en un intento por evitar el secuestro total del Parlamento y de la Junta de Portavoces? La composición de la Junta de Portavoces resulta determinante en la actividad parlamentaria. Tiene la capacidad de decidir sobre la inclusión de las
iniciativas parlamentarias del Gobierno en los plenos y en las
comisiones.
¿Qué podrían recriminarles desde la bancada de la derecha ante el descomunal descrédito que ya sufre la Asamblea Regional con tanta cábala y retorcer reglamentos? Al fin y al cabo, el PSOE fue la fuerza política más votada en 2019 y podrían argumentar que se han cansado de que el Partido Popular adultere la representación parlamentaria y fabrique mayorías contrarias a la voluntad expresada en las urnas ¿no? Pero ese no es el camino o de lo contrario, los 45 diputados podrían acabar en el Grupo Mixto.
También
hay que aclarar, en contra de lo que ha publicado, que según el
reglamento que ha decaído "el portavoz del grupo mixto contará en Junta
de Portavoces con tantos votos como miembros del Grupo le hayan
otorgado su representación, que deberá acreditar por escrito, pudiendo
ser distinto el sentido de dichos votos". Lo más probable es que el nuevo reglamento diga lo mismo en ese aspecto, aunque todo es posible.
Dicen que la política es un arte en el manejo y la administración de la apariencia, pero es que ya ni guardan las apariencias. Probablemente, porque saben que a la ciudadanía murciana ni le importa ni le interesa el descrédito al que se está viendo sometida la institución que supuestamente nos representa a todos. O quizá por eso. Porque esa Asamblea de conchabanzas no deja de ser el reflejo fiel de la sociedad murciana.