lunes, 23 de enero de 2017

¿IDEOLOGÍA O SIMPLE VIOLENCIA?

Hola Mundo.

La agresión a una chica de 19 años a las puertas del bar La Boca del Lobo, en el centro de Murcia, por parte de una docena de encapuchados es incalificable, terrible, execrable, condenable....Me faltan "bles" para describir lo que siento al ver  el vídeo en el que una panda de cobardes patea y da puñetazos a una chica tendida en el suelo intentando protegerse de los golpes. Y lo hacen ante la mirada impasible del portero del bar que en ningún momento sale en defensa de la chica ni intenta auxiliarla en una clara omisión del deber de socorro por la que igual acaba declarando ante la policía.

El propietairo del bar dice que condena y repudia la agresión a su clienta.  Faltaría más. Pero además de repudiar, debería reflexionar sobre qué porteros contrata porque el suyo, ante la brutal agresión, se limita a mirar y a abrir la puerta a otros clientes del bar que querían salir. Es que no hace ni el más mínimo amago de atender a la joven tendida en el suelo; lo que reabre el debate sobre qué tipo de personas contratan muchos garitos de copas de Murcia al no existir ninguna ley que les impida contratar a descerebrados como el que dejó en coma de un puñetazo a Andrés Martínez de Alcantarilla que, afortunadamente, ya ha recibido el alta y ha salido del hospital por su propio pie aunque tiene que seguir recuperándose porque ha perdido mucho peso y está muy débil.

La policía ha detenido a siete de los doce encapuchados. Ventajas de que exista un vídeo de la agresión. Agiliza la investigación policial y ayuda a identificar a los agresores. Pero el vídeo también ha convertido en noticia de entidad nacional o de telediario un suceso que, de no existir esa grabación difundida previamente en redes sociales, no habria pasado de ser un suceso local o regional porque, como admite la propia policía,  peleas entre bandas de ultras hay más a menudo de lo que parece y no salen en medios de comunicación. Además la chica, aunque registra heridas leves en rostro y abdomen, un diente roto y, según su abogado está abatida, acudió a declarar ante la policía la misma noche de la agresión al no requerir hospitalización.

Los detenidos tienen entre 19 y 22 años y están acusados de un delito de lesiones y de un delito contra los derechos fundamentales al haber agredido a la chica por razones de ideología. Lo que se conoce como un delito de odio. Los agresores, al parecer, son de extrema izquierda y la víctima está vinculada con grupos de extrema derecha aunque ella lo niega. Solo se define como "española y patriota" y relata a la prensa que la agredieron solo por llevar una bandera de España en la muñea que, curiosamente, no mencionó a la Policía. En su declaración dijo que desconocía el motivo de la agresión. En las diligencias policiales no consta mención alguna a la pulsera con la bandera de España. La cuestión es que agresores y víctima se conocían entre sí desde hace tiempo y todos, a su vez, eran viejos conocidos de la policía. Y  lo más probable es que ninguno de ellos sepa  ni siquiera qué significa la palabra ideología y mucho menos qué significa ser de izquierdas o de derechas.  Al fin y al cabo muchos dirigentes políticos tampoco lo saben aún.
 
Son niñatos talluditos  jugando a ser rebeldes y a hacer cosas malas por la calle. Vulgares gamberros y potenciales delincuentes que patean en manada con la cara tapada y luego huyen como hienas cobardes. Carne de prisión si siguen por ese camino sean del extremo que sean. Lo mejor que les puede pasar es que el juez les dé una buena lección. Igual así logran reconducir sus vidas y ser útiles a la sociedad pero de los siete detenidos, cuatro ya han quedado en libertad.

Lo preocupante es que ahora los medios de comunicación, a cuenta de la ideología política que supuestamente envuelve el caso, agranden el suceso añadiendo al texto de la noticia detalles que está desmintiendo la propia policía  o resaltando datos que no vienen al caso y provoquen que los del otro extremo -los neonazis- tengan más ganas aún de vengarse y de hacerla más gorda para acaparar más minutos en las cadenas de televisión nacionales cuyas parrillas empiezan a marcar los vídeos caseros que corren por redes sociales.

¿Qué quieren que les diga? Todavía recuerdo al entonces presidente autonómico Ramón Luis Valcárcel atribuyendo a la izquierda poliédrica la brutal agresión a su entonces consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz en plena época de recortes.  Y recuerdo que la policía matuvo detenido el máximo tiempo permitido por la ley  a un joven que luego resultó ser inocente y a quien nadie pidió disculpas aunque hubo quien dijo de él auténticas burradas porque, supuestamente, pertenecía a la izquierda poliédrica responsable de la agresión de la que nunca más se supo. La policía cerró la investigación de aquel suceso sin averiguar nada. Al menos esa es la versión oficial.

Acabo como he empezado. La agresión  a esa joven de 19 años es incalificable y terrible. Verlo hace que por pura empatía nos parezca aún más execrable. Pero debemos contar lo que ha pasado según los hechos, sin adornos ideológicos ni exageraciones de ningún tipo mientras reflexionamos sobre el comportamiento de quien prefiere grabar a intervenir, de quien presencia la agresión a una chica idefensa y no hace nada para auxiliarla y del efecto arrastre que determinados vídeos y su difusión en redes sociales están provocando en la prensa.

En mi opinión, la tendencia ideológica de unos u otros importa poco en este caso porque la única ideología que han demostrado tener estos salvajes es la violencia. Insisto en que el suceso no habría sido noticia nacional de no existir el vídeo. Los medios de comunicación no podemos convertirnos en meros altavoces de las redes sociales. Debemos seguir siendo el filtro que evalua y contextualiza los hechos como es debido. Si no lo hacemos,  seremos totalmente prescindibles porque será noticia lo que las redes sociales decidan.