Hola Mundo.
Si
esto fuese una novela, podría iniciar mi narración contándoles que
Eneas,
tras caer Troya en manos de los griegos, se hizo a la mar huyendo de
Agamenón,
y que en vez de arribar a tierras del Lacio italiano, fue víctima de
una gran tempestad que empujó sus barcos hasta tierras desconocidas
de la Península Ibérica. Una vez en tierra, el príncipe troyano
prosiguió su largo y arriesgado viaje siguiendo la desembocadura de
una rambla hasta llegar a un cerro montañoso rodeado de barrancos
donde decidió asentarse y fundar una pequeña ciudad que hoy
denominamos La
Troya de Occidente. Y
ante el temor a ser perseguidos por un Agamenón
sediento de venganza, ordenó construir una gran muralla en el único
flanco por el que era accesible el poblado. Si esto fuese una novela,
éste sería el embrión de una buena historia, pero la historia que
quiero contarles, en realidad, es otra más mundana. Tan mundana, que
el gobierno regional acaba de añadir a su colección otra plataforma
ciudadana crítica con su gestión: la plataforma en defensa del
yacimiento de La Bastida que igual tiene que invitar a Brad
Pitt
para que se dé un garbeo por el yacimiento, a ser posible, vestido
de Aquiles
para
que los ignorantes abran los ojos. Igual así consiguen que los
actuales responsables de la Consejería de Cultura visiten y conozcan
un yacimiento que
está considerado uno de los más importantes de la Edad de Bronce en
Europa.
En
2008 un grupo de entusiastas arqueólogos del departamento de
prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) dirigidos
por Vicente
Lull
arribaron por tierras murcianas para desentrañar los secretos de un
yacimiento que había permanecido casi olvidado los últimos 150 años
en un cerro de la sierra de La Tercia y que hallaron lleno de matas y
basura. El entonces consejero de Cultura, Pedro
Alberto Cruz,
se percató de su potencial y no dudó en concederles una subvención
directa de casi 1,2 millones de euros repartidos en cuatro
anualidades, para la excavación, consolidación, investigación y
puesta en valor del yacimiento porque, según el Decreto, era
necesario que lo hiciera el equipo de la Universidad de Barcelona que
venía desarrollando desde hace más de dos décadas el proyecto
puntero a nivel nacional en materia de investigación de la Edad del
Bronce en el sureste de la Península Ibérica.
Pedro
Alberto Cruz
acertó
de lleno. La repercusión de los descubrimientos cruzó fronteras e
hizo que Totana se convirtiera en sinónimo de tesoro cultural. Los
hallazgos asombraron al mundo científico no solo por haber
encontrado el mayor depósito de agua de la prehistoria europea, sino
un sistema de fortificación único y monumental. La muralla
prehistórica de La Bastida ha dejado sin palabras a los arqueólogos
de medio mundo por sus características arquitectónicas y el
conocimiento de ingeniería que muestra. Hay dos líneas de muralla,
la exterior tiene torres fortificadas macizas que suponen una defensa
inexpugnable para la época. Se trata por tanto de un sistema
defensivo especializado del que no hay nada parecido hasta las costas
orientales del Mediterráneo. Es decir, para encontrar una muralla
parecida hay que viajar hasta las ciudades de Troya o Teldán en
Israel donde las civilizaciones locales llevaban siglos de guerra
sofisticada. Las dataciones de carbono 14 más antiguas de La Bastida
son de la muralla e indican que es de hace 4.200 años; lo que nos
cuenta que sus habitantes preferían dormir en chozas a dejar
desprotegido el poblado, e invirtieron una cantidad ingente de
recursos en construir una gran muralla que es única en Europa y que
en el último año, lamentablemente, ha sufrido desprendimientos por
dejación de la administración regional que es responsable del BIC.
En
2013, la consejería de Cultura volvió a conceder otra subvención
directa de 120.000 euros a la Universidad Autónoma de Barcelona dado
que “el proyecto La Bastida había dejado de ser un yacimiento
arqueológico particularmente prometedor para convertirse en un
activo de excepcional relevancia en los terrenos científico,
educativo, cultural y turístico”. Y alegó “razones de interés
público, social y cultural” para colaborar directamente en la
financiación de esas actuaciones que realizaron los arqueólogos de
Barcelona (la universidad lleva invertidos dos millones de euros en
La Bastida) previa autorización del Ayuntamiento de Totana,
propietario de los terrenos.
Todo
iba bien hasta comienzos 2014. Desde entonces, pese al gran potencial
del yacimiento, no se han realizado nuevas excavaciones hasta el
punto que los arqueólogos de Barcelona han advertido de que se
marcharán a principios del año que viene. La administración
regional justifica su desinterés alegando “dificultades
presupuestarias” pese a que los investigadores llevan cuatro años
alertando de que era necesario intervenir con urgencia ante el riesgo
cierto de que un episodio de lluvias torrenciales causara daños
irreversibles en la muralla prehistórica.
No
ha sido hasta noviembre de 2017 que la consejería de Cultura, al ver
que se habían producido desprendimientos en la muralla, ha decidido
transferir al ayuntamiento de Totana 60.000 euros para que por la vía
de urgencia contrate, sin concurso ni licitación, nuevos trabajos
de consolidación con una de las diez empresas que el jefe de
servicio de Patrimonio Histórico, Miguel
San Nicolás, considera
idóneas para esos trabajos, aunque previamente había dicho a los
responsables del equipo de arqueólogos que “la Universidad
Autónoma de Barcelona era la más adecuada para realizar una obra
tan delicada y especializada”.
La
empresa contratada es Restauralia Carthago SL, que sabe reparar
capillas de iglesias como ha demostrado en Lorca, pero nunca ha
trabajado con restos prehistóricos de esa magnitud. Puede que sea
por su falta de experiencia por lo que estén consolidando echando
tierra y tapando; que es el remedio más rápido para que no se
deteriore y así no tener que tocar nada de la muralla, cuando según
los investigadores habría que excavar para poder plantear los
drenajes y después restaurar y consolidar con materiales duraderos.
A
los arqueólogos les parece “una temeridad” lo que están
haciendo con la muralla prehistórica y cruzan los dedos para que,
por el bien de todos, la empresa sepa lo que hace. A priori, lo
consideran una pérdida de dinero si realmente se quiere seguir
excavando y poniendo en valor el yacimiento argárico de La Bastida.
El
consejero de Cultura Javier
Celdrán, que
asegura que no existe ningún tipo de animadversión hacia los
arqueólogos de Barcelona,
ha
anunciado que el año que viene habrá una partida de un millón de
euros para apoyar programas de actuación arqueológica y
paleontológica que puedan promover los investigadores con
experiencia acreditada y que “se convocarán subvenciones en
concurrencia competitiva para las intervenciones a realizar durante
2018”. Cualquier entidad sin ánimo de lucro (eso incluye
universidades) podrá acceder a estas subvenciones y entre los
criterios para optar está: el interés científico del proyecto; que
se pretenda completar actuaciones ya iniciadas, dándose prioridad a
las mismas frente a las que pretendan la apertura de nuevos
yacimientos; la experiencia del equipo investigador y la
participación de otras instituciones en la financiación de la
actuación. A priori, el equipo de prehistoria de la Universidad
Autónoma de Barcelona no debería tener ningún problema para
acceder a una subvención y seguir excavando en La Bastida, aunque
desde la consejería de Cultura consideran mucho más importante
consolidar, poner en valor, musealizar y hacer visitable el enclave
arqueológico pese a que las excavaciones llevan paralizadas cuatro
largos años.
Entender
el valor de un trabajo arqueológico requiere de un gran esfuerzo
cultural por parte de quien lo observa y en la región de Murcia no
nos esforzamos mucho en cultura, la verdad. Un ejemplo: el ex alcalde
de Totana y actual primer teniente de alcalde, Juan
José Cánovas,
de IU, en vez de valorar el yacimiento de La Bastida como un regalo
para su municipio, como lo ha sido el teatro romano para Cartagena,
se dedica a quejarse en redes sociales de que tiene que “soportar”
el coste de la vigilancia y el pago de la electricidad de las
instalaciones anejas, demostrando con ello una cortedad de miras
realmente preocupante y sintomática del nivel político que
padecemos en la región de Murcia. ¡Oiga! Que según datos del
ministerio, 14 millones de viajes realizados por los residentes en
España en 2016 por ocio, recreo o vacaciones fueron iniciados
principalmente por motivos culturales.
¿De
dónde provienen los primeros habitantes de La Bastida? ¿Vienen,
como sospechan los científicos, del sur de la actual Rusia? ¿Pueden
tener la clave del origen genético de los europeos? ¿Qué hizo que
se asentaran en un lugar tan alejado de las tierras de cultivo y el
agua? ¿Por qué eligen el cerro de una sierra rodeado por barrancos
y construyen una muralla de 375 metros de largo y hasta seis metros
de alto? ¿A quiénes temían tanto para construir una muralla de
tales características? ¿Qué hay enterrado en la cima de ese cerro?
¿La muralla tuvo foso, lo que supondría un adelanto poliórcetico
de gran relevancia? Las respuestas están ahí, solo hay que
desenterrarlas. No cometamos nuevamente el error en la región de
Murcia de dar la espalda a nuestro pasado frenando la excavación de
un yacimiento que entierra tanto conocimiento. Como ha dicho el
catedrático de prehistoria, Rafael
Micó,
“si no se sigue excavando y no se avanza en el conocimiento, los
contenidos se fosilizan, banalizan y pierden valor”. Hagamos que la
región de Murcia se convierta en lugar de referencia de la
prehistoria europea capaz de seguir asombrando al mundo con sus
descubrimientos en lo que ya conocen como La
Troya de Occidente.
CUÑA
LETIZIA: Con
motivo de la visita de los Reyes a Caravaca de la Cruz y por orden de
la Casa Real, hubo que retirar todo el chinarro que hay en la
explanada delantera de la basílica porque la Reina Letizia suele
llevar tacones de aguja y combinan muy mal con el chinarrrillo dado
que tuvo que hacer un tramo del recorrido a pie. Una frivolidad real
que habrá costado dinero. Por eso el suelo de la explanada lució de
tierra perfectamente compactada y regada. Lo lógico es que vuelvan a
echar chinarrillo para evitar que se forme un barrizal. Caprichos
reales.