domingo, 22 de marzo de 2020

LA NATURALEZA NI NEGOCIA NI ESPERA


A todos los que avisaron y fueron ignorados. A todos los que legítimamente exigen responsabilidades y lloran a sus fallecidos.

Hola Mundo.


Al concluir esta batalla examinaremos los errores cometidos, todos los hemos cometido. Y cuando pase los analizaremos. Quienes ahora creen saberlo todo, no aprenderán nada” ha dicho el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez parapetado detrás de los científicos. Fin de la cita.
El único error que ha cometido la ciudadanía española es pecar de autocomplacencia. Pensar que lo del coronavirus era una cosa de chinos tan lejana como benigna, creer que la sanidad española estaba realmente dotada de medios y confiar en la palabra del gobierno de España. Cuando esta pesadilla acabe, habrá que analizarlo todo para que no se repita y depurar responsabilidades políticas y puede que penales. Las consecuencias económicas serán catastróficas. Los muertos se contarán por miles. Muchos de nuestros mayores habrán muerto solos en la habitación de un hospital o de una residencia, sin un familiar que les pueda coger la mano, sin un triste funeral. Los fatales errores cometidos no son socializables. El gobierno de España subestimó la gravedad de la epidemia e ignoró las recomendaciones de la OMS, del Departamento de Seguridad Nacional y del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades. No han dicho la verdad, quizá por ignorancia o quizá por miedo a la realidad.
  

EL PRIMER ERROR
Los científicos detrás de los que se atrinchera el presidente Pedro Sánchez aceptaron la benignidad del virus como una ventaja cuando era su principal inconveniente. Los microorganismos, de acuerdo con el RD 664/1997 se clasifican en cuatro grupos, siendo el cuarto el compuesto por aquellos que pueden ocasionar infección grave o mortal y contra los que no hay ni vacuna ni tratamiento. El nuevo coronavirus debería haber sido clasificado como un agente biológico del grupo 4, sin embargo, fue clasificado como un agente del grupo 2: un agente patógeno que puede causar enfermedad en el hombre y puede suponer un peligro para los trabajadores; es poco probable que se propague a la colectividad, existe generalmente profilaxis o tratamientos eficaces.  "Y ahí radica todo. Esa es la clave de toda la mala gestión posterior" sostiene Juan Martínez Hernández, experto en salud pública de la Organización Médica Colegial, que fue uno de los técnicos citados por el Ministerio de Sanidad a una reunión que se celebró el 30 de enero  en Madrid para calibrar la gravedad del nuevo coronavirus chino y que en esa reunión se convirtió en el décimo hombre, la voz discordante. De los pocos que se puso en lo peor.

Juan Martínez Hernández, portavoz salud pública de la Organización Médica Colegial (OMC)


"Si se hubiera asumido eso desde el principio (que era un agente biológico del grupo 4) dado el potencial pandémico del virus y la susceptibilidad universal para sufrir la infección de toda la Humanidad, habría que haber tomado aquel mismo día decisiones pavorosas, como adquirir ingentes cantidades de equipos de protección individual como los del Ébola, construir o acondicionar a toda velocidad centros monográficos independientes, o adquirir un gran número de equipos de ventilación mecánica" sostiene Juan Martínez.  

Se equivocan por tanto quienes disculpan al gobierno diciendo que es fácil hablar a toro pasado. El toro era presente y venía embistiendo desde China y dando cornadas mortales en Italia mientras España minimizaba el problema y permitía que el virus se deslizara  y llegará inadvertidamente a todo el país, introduciéndose en los pulmones de miles de personas.  En el momento que en Italia empezó a haber intensa transmisión comunitaria, las autoridades sanitarias españolas debieron haber supuesto que estábamos teniendo centenares de entradas de pacientes con y sin síntomas desde Italia porque, entre otras cosas, no se  interrumpieron los vuelos. No se hizo nada. "En España todos los pasos contra el coronavirus han sido reactivos, casi ninguno proactivo" sostiene Juan Martínez.

Los errores técnicos y, como consecuencia políticos, son de tal calibre que el 25 de febrero, el Centro de Coordinación de Alertas  y Emergencias Sanitaria elaboró un procedimiento de actuación frente a casos de infección por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) que ha estado vigente durante semanas y que decía que los contactos con infectados podían hacer vida normal, incluso con amigos: "Cualquier persona asintomática que cumpla la definición de contacto....de forma general, podrá llevar una vida normal, en familia, con amigos y, en general, en el ámbito laboral, informándoles de las precauciones de higiene respiratoria y lavado de manos". Un auténtico DISPARATE porque hay mucha información científica de diversas infecciones respiratorias que indican que los pacientes contagian ya desde 2 ó 3 días antes de presentar síntomas.  Se sabía desde finales de enero que el primer contagiado en Alemania, un joven de Baviera, lo contrajo de una compañera de trabajo china que no presentaba síntomas.

SOLO ES UNA GRIPE
 
Durante semanas, las autoridades españolas, sin replica por parte de ningún gobierno autonómico, se dedicaron a sedar a los españoles con mensajes tranquilizadores. Mejor calmar que informar debieron pensar. Al fin y al cabo, a nadie le viene bien una epidemia que le arruine las vacaciones de Semana Santa y miles de personas compartieron la apaciguadora intervención del periodista Lorenzo Milá desde Italia el 25 de febrero. Milá llamaba a la calma casi riñéndonos por tener cierto temor.  "Parece que se extiende más el alarmismo que los datos" dijo el periodista con 25 italianos en la UCI y 325 infectados. "No podemos hablar de un virus terrorífico como puede ser el ébola. Su tasa de mortalidad es más baja que el de la gripe común" dijo. Su mensaje fue rápidamente ensalzado por tuiteros y líderes de Podemos como ejemplo de periodismo riguroso "frente a los mensajes apocalípticos y los corresponsales con mascarilla" que tanto parecían disgustar a algunos.  Según Pablo Echenique el coronavirus que ahora nos tiene encerrados en casa  es "una gripe menos agresiva que la de todos los años". Solo un día antes, el 24 de febrero, la OMS pedía al mundo que se preparase para una potencial pandemia del coronavirus. El porcentaje de fallecimientos en Wuhan (China) oscilaba entre el 2 y 4%. 


Afortunadamente, no todos se prestaron a replicar el tranquilizador mensaje oficial. Casi al mismo tiempo que Lorenzo Milá pedía calma desde Italia, Mavi Doñate informaba desde China de que el jefe de la misión de la OMS en China, Bruce Aylward, aconsejaba a los países tener camas preparadas por si acaso, y cuarentena para los pacientes contagiados. "No entiendo muchas cosas" escribió Mavi Doñate en Twitter el 26 de febrero. Y no lo entiende porque no dejó de advertir al comprobar la pasividad del gobierno español que apostó por negar la realidad y por tranquilizar de manera insistente a la población hasta que todos nos contagiamos de una falsa inmunidad frente a un virus desconocido, altamente contagioso que ha colapsado el sistema sanitario italiano y ha empezado a colapsar  el sistema sanitario español.


El 15 de marzo, tras la tardía Declaración del Estado de Alarma por parte del gobierno de España ante el ascenso descontrolado del número de infectados, la corresponsal de TVE en China, Mavi Doñate, que protegida con mascarilla ha realizado crónicas impecables advirtiendo de la gravedad de la epidemia, expresaba en Twitter su impotencia. Ni ella ni nadie entiende muchas cosas. El gobierno permitió que durante semanas miles de personas deambularan por España despreocupadas, ajenas al peligro, propagando y cogiendo el virus. No adoptó medidas de contención de ningún tipo. No advirtió a la población. ¿Cómo es posible que los viajes del IMSERSO no se anulasen hasta el 10 de marzo que ya se contabilizaban 1.695 infectados de coronavirus en España y evidente transmisión comunitaria?



PÍLDORAS DE TRANQUILIDAD
 
"El mensaje de calma ha sido perjudicial para hacer una planificación adecuada" dice el infectólogo catalán, Oriol Mitjá, que ha pedido la dimisión del Comité de Emergencia Español que lidera el médico Fernando Simón cuyas recomendaciones orientan la acción del Gobierno. Un "capitán a posteriori" critican los acólitos del PSOE y Podemos que, sin embargo, no dudó en recomendar que se anulara el Mobile World Congress el 13 de febrero para evitar la transmisión local del coronavirus, un virus cuya única misión es multiplicarse y expandirse a través de huéspedes humanos. Mitjá declaró que la transmisión de la infección era alta y difícil de controlar. "Según modelos matemáticos desarrollados por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, con solo tres infecciones importadas existe una probabilidad de más del 50% de que ocurra un brote local" dijo.


El sentido común dicta que un virus nuevo requiere de nuevos conocimientos y estrategias, no de viejos protocolos que son por los que erróneamente ha apostado Fernando Simón, un médico que en 2012 llegó al puesto que ocupa de la mano de Mariano Rajoy y creó la unidad de alertas y emergencias de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica tras haber vivido en África y Latinoamérica y haber ejercido como epidemiólogo y científico en sendos continentes. El experto que durante semanas vitales se ha dedicado a lanzar mensajes de optimismo totalmente fantasiosos.

- 24 de enero. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón habla de percepción de riesgo muy bajo para la población española. En esa fecha numerosos países ya reportaban casos de infectados y millones de personas eran puestas en cuarentena en China. A los siete días,  el 31 de enero, España registra el primer caso de coronavirus y la OMS declara la EMERGENCIA SANITARIA MUNDIAL porque el coronavirus se extiende imparable por todo el mundo. No obstante, Fernando Simón se muestra convencido de que España no iba a tener más allá de algún caso diagnosticado. ¿Por qué? Porque un grupo de técnicos calificó  el SARS-CoV-2 como un agente biológico del grupo 2 y no del grupo 4.

-1 de febrero. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, anuncia que va a convocar el Consejo Interterritorial de Salud para analizar la situación del coronavirus y reforzar las medidas de coordinación con las comunidades autónomas tras el primer caso de coronavirus en España, un turista alemán que había sido diagnosticado en La Gomera. Illa pide tranquilidad e insiste en que "la sanidad pública española está preparada pra hacer frente a cualquier eventualidad que pueda producirse". Los hechos posteriores han demostrado que en absoluto estaba preparada la sanidad pública española. 

- 13 de febrero. El Mobile World Congress anuncia su cancelación y el presidente del gobierno Pedro Sánchez declara que la decisión "no responde a razones de salud pública en España". Su experto de cabecera, Fernando Simón, añade que "en España no existe riesgo de infectarse y que la ansiedad está un poco fuera de lo razonable". 

-25 febrero.  El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, pide a los países que se preparen para la extensión del coronavirus: "No es una cuestión de blanco o negro, de sí o no. Cada país tiene que hacer su propio plan de contención de riesgo. Las prioridades son proteger a los trabajadores de la salud, que las comunidades se movilicen para tener especial cuidado de las personas mayores y con patologías". El coronavirus,como se ha podido comprobar, se ha cebado en España con las residencias de ancianos porque no estaban preparadas. "No se puede perder ni un minuto" dijeron desde la OMS. Al día siguiente se reúne el Consejo Interterritorial de Salud en Madrid. El consejero murciano de salud, Manuel Villegas, sale de la reunión con el ministro Illa diciendo que "contamos con un sistema público de salud preparado y capaz" para hacer frente al coronavirus.

- 28 de febrero. La presencia de casos de contagio comunitario, es decir, que contrajeron el virus en España y no importados de otras zonas como Italia o China, constata que el coronavirus lleva varios días circulando por el país sin ser detectado. España contabiliza en ese momento 25 infectados en Cataluña, Valencia, Madrid y Castilla y León. Sanidad mantiene a España en el escenario uno, “de contención”, de los tres niveles posibles, ya que no hay “transmisión comunitaria descontrolada” ni “entradas masivas de casos importados que pudiera implicar una transmisión amplia”, explicó Simón.

- 2 de marzo. Con 119 infectados de coronavirus en España, Fernando Simón solo receta "prudencia" y no recomienda suspender eventos sociales en contra de las recomendaciones del Departamento de Seguridad Nacional y del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades. No consta que las CCAA estén haciendo acopio de material de protección sanitairo pese a que la OMS alerta a los países de que la escasez de equipos de protección está poniendo en peligro alpersonal sanitairo de todo el mundo y exhora a la industria y a los gobiernos a que aumenten en un 40% la producción para satisfacer la creciente demanda mundial.

- 4 de marzo. Con 193 casos de coronavirus repartidos por todo el país, la primera defunción en Cataluña de un hombre con patologías previas, 14 sanitarios infectados y contagios comunitarios, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, sigue sin recomendar el cierre de colegios en regiones como Madrid. "La opción de cerrar colegios ahora mismo no reduciría el riesgo de transmisión de manera significativa para la sociedad en general, pero sí que podría incrementarlo para algunos focos de interés. Y sobre las manifestaciones del 8M, recomienda que las personas con síntomas y potencialmente afectadas no vayan. Remató deseando que el 8M tuviera éxito.




Fernando Simón, imprudentemente, dio por hecho que las personas asintomáticas no podían contagiar y resulta que contagian. Un modelo matemático aplicado a los primeros infectados en Wuhan muestra que los casos más leves fueron claves en el inicio de la pandemia. Solo después del confinamiento, estos contagiados invisibles redujeron su potencial pandémico. Pero el coronavirus ya se había esparcido por casi 400 ciudades chinas según el estudio publicado en la revista Science. Otro  estudio de las Universidad de Texas (Austin) publicado en la revista Emerging Infectious Diseases, concluye que "el tiempo de contagio entre casos de una cadena de transmisión es de menos de una semana" y más del 10% de los pacientes se infectan por alguien que ni siquiera presenta síntomas. Por eso es recomendable que toda la población lleve mascarilla. En China, Singapur o Taiwán la mascarilla es obligatoria para todos. En España nos dijeron que la mascarilla no era necesaria, que no protegía.

- 5 de marzo. Con  tres fallecidos y 234 casos de coronavirus en España, Fernando Simón vuelve a minimizar el riesgo. El gobierno sigue recetando píldoras de tranquilidad. "Comparándolo con las provincias de China, Italia o Irán la incidencia en España sigue siendo baja". Trata incluso de minimizar el incremento de casos de coronavirus en Italia que en ese momento registraba 3.089 casos y 107 fallecidos. "Yo creo que la letalidad va a ir disminuyendo en Italia" dijo.  Tristemente la realidad no le dio la razón.

- 6 de marzo. Con 365 contagiados y 10 fallecidos, el director del  Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias no cree que se haya superado la fase de contención en España pese a reconocer que hay contagios comunitarios y que a nivel global  la enfermedad se extiende arrollando a su paso a los mayores, pero también a jóvenes sin patologías previas. Y más píldoras de tranquilidad porque empezaba a mejorar la situación en China. Sin embargo, la organización médica colegial ante la falta de EPIS, especialmente mascarillas, solicita al Gobierno de España que  "active cuantas medidas extraordinarias se pudieran emprender, desde la requisación de stocks, hasta la compra centralizada o la puesta en marcha de fabricación propia". También le piden que  aclare si los pacientes contagiados van a ser concentrados en centros monográficos o dispersados en múltiples centros sanitarios.

-7 de marzo. Sanidad no cancela  ningún acto multitudinario (manifestaciones del 8M,  el Betis-Real Madrid de fútbol, el mitin de VOX) pese a que el número de casos de coronavirus en España asciende a 430 y ya hay 10 fallecidos. Fernando Simón enfatiza incluso que "no había avalancha de casos" y no recomienda nada a nadie. Sobre la asistencia a las multitudinarias manifestaciones con motivo del 8M. "Si mi hijo me pregunta si puede ir le diré que haga lo que quiera". 

-8 de marzo.  Con 674 infectados, miles de personas salen a la calle a manifestarse.  Al día siguiente el número de infectados se eleva a 1.231 y entonces y solo entonces saltan todas las alarmas: la bolsa española se hunde y el gobierno de la Comunidad de Madrid decreta por su cuenta el cierre de colegios ante la pasividad del gobierno de España. Decisión que aprovechan miles de madrileños para viajar a sus segundas residencias en la costa  expandiendo el coronavrius. Muchos viajaron con síntomas de la enfermedad. Ese día terminan los fantasiosos mensajes de optimismo del director del Centro de Coordinación de Alerta y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que en cualquier otro país habría sido cesado de inmediato.

-13 de marzo. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez comparece para hacer una declaración institucional en la que anuncia que iba a declarar el Estado de Alarma y advierte de que España podría alcanzar los 10.000 casos de coronavirus. La realidad de los datos ha resultado ser aún más trágica.

NEGLIGENCIAS
Según ha desvelado el periódico El Mundo, el 2 de marzo, con 125 infectados de coronavirus en España y una víctima mortal, el Departamento de Seguridad Nacional emitió un informe sobre la situación y evolución del Covid19 que recomendaba pasar de la fase de contención a la de mitigación en algunas áreas de España como Torrejón de Ardoz (Madrid) o Vitoria (País Vasco) lo que habría supuesto restringir multitudes, cierre de colegios e incluso el aislamiento selectivo de poblaciones. El 3 de marzo, el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, desaconsejó a los países miembros permitir multitudes para evitar la transmisión del coronavirus. Y el 7 de marzo, la OMS emitía un comunicado desde Ginebra informando de que se habían superado los 100.000 casos de coronavirus a nivel mundial y advirtiendo de que "permitir el contagio sin control no debía ser una opción para ningún Gobierno".  

"Todo esfuerzo por contener el virus y frenar la propagación salva vidas. Estos esfuerzos dan a los sistemas de salud y a toda la sociedad el tiempo necesario para prepararse, y los investigadores tienen más tiempo para identificar tratamientos efectivos y desarrollar una vacuna. Debemos detener, contener, controlar, retrasar y reducir el impacto de este virus en cada oportunidad. Cada persona tiene la capacidad de contribuir, protegerse, proteger a los demás, ya sea en el hogar, la comunidad, el sistema de atención médica, el lugar de trabajo o el sistema de transporte” decía el comunicado de la OMS que recomendaba "cancelar algunas reuniones o conferencias, y cambiarlas por encuentros virtuales, o trabajar desde casa". 

Al día siguiente del comunicado de la OMS, el ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, recomendó cancelar todos los actos con una asistencia superior a las 1.000 personas. "Cuanto más lentamente se propague el virus, mejor podrá hacerle frente nuestro sistema sanitario" dijo. España, sin embargo, hizo caso omiso. Todos a la calle. Ignoró las recomendaciones de la OMS y permitió actos multitudinarios de todo tipo: políticos, feministas, culturales y deportivos cuando ya había 430 infectados por coronavirus, 10 víctimas mortales y contagios no importados sino comunitarios en varias poblaciones españolas. 
 
Baste decir que en Corea de Sur, una sola persona identificada como paciente 31, infectó a 1.000 personas. Los comportamientos exponenciales tienen una propiedad asombrosa y terrible: crecen muy rápido partiendo de números relativamente bajos. El físico americano Albert Barlett dijo que una de las grandes carencias de los humanos es la incapacidad de comprender la potencia de las leyes exponenciales. Si cada persona circulando libremente contagia a dos personas por día, el primer día habrá contagiado a 2. Que contagiarán a 4 el 2º día. En 10 días, 1.024 contagios. En 20 días, un millón. Por eso era tan importante cortar la cadena de contagios desde el minuto uno y Simón, consciente de la existencia de contagios comunitarios, recetó tranquilidad y lavado de manos. ¿De verdad Fernando Simón desconoce las leyes exponenciales? ¿O las conoce y recibió consignas políticas?  Puede que nunca sepamos la verdad.

ESTADO DE ALARMA EN DIFERIDO
Pese a las terribles noticias que llegaban de Italia y la expansión del coronavirus en España, el Gobierno de Sánchez e Iglesias no decretó el Estado de Alarma y el confinamiento de la población hasta el sábado 14 de marzo (anunciado 24 horas antes) tras una turbulenta reunión del Consejo de Ministros que duró siete horas; una herramienta legal que podría haber activado dos semanas antes aislando preventivamente zonas concretas de España con más infectados y evitando la dispersión incontrolada del virus dado que el Estado de Alarma se puede decretar por áreas geográficas. Cuando cerraron colegios y universidades en Italia, todos los estudiantes españoles en aquel país regresaron sin control de ningun tipo, sin cuarentenas obligatorias. No les tomaban ni la temperatura en el aeropuerto.

Gran Vía de Murcia. 6º día confinamiento
El Gobierno español se parapeta tras la ciencia, la ciencia que le interesa. Olvida que los técnicos aconsejan, pero los políticos deciden y la opinión generalizada entre los ciudadanos es que se han tomado decisiones tarde y mal. Y que el retraso en la adopción de medidas ha aumentando los efectos de una crisis sanitaria y económica sin precedentes en la historia de la Democracia española. Pedro Sánchez, para defenderse, ha recurrido al "sesgo de retrospectiva" que nos lleva a emitir juicios errados sobre cómo prevenir ciertos eventos cuando ya han sucedido. Pero es que la terrible pandemia del coronavirus en absoluto es un evento sobrevenido como puede ser un terremoto. Se veía venir desde hace semanas y ahora tenemos a los gobiernos autonómicos mendigando mascarillas y a los sanitarios utilizando hasta bolsas de basura como medio de protección mientras miles de soldados de la unidad militar de emergencias, con mucho menos riesgo de contagio, limpian infraestructuras equipados con trajes NBQ. Y lo peor está por llegar. 



No, no se pueden socializar los errores como pretende ahora el gobierno de España porque hubo expertos que alarmaron a tiempo de la gravedad de lo que se avecinaba. No puedes impedir que llegue la pandemia, pero puedes prepararte al menos para contenerla y minimizar sus efectos, reducir muertes como ha hecho el gobierno alemán o Taiwán. El Gobierno de España, sin embargo, optó por recetar píldoras de tranquilidad  en vez diseñar un plan de acción y dotar de medios suficientes a los hospitales  para repeler el golpe en las debidas condiciones. Nula anticipación pese a las advertencias de la OMS que ahora se traduce en desabastecimiento de mascarillas y carencia de test antigénicos de detección rápida del virus. El infradiagnóstico es letal. Las pruebas masivas  han  demostrado ser esenciales en otros países como Corea del Sur. No se puede detener una epidemia si no se sabe quién está infectado. Es tan importante ubicar a las personas infectadas como aquellas con las que estuvieron en contacto y, sin embargo, el Ministerio de Sanidad decidió no hacer pruebas a los pacientes con sintomatología leve, desvirtuando con ello las estadísticas.

AJUSTE DE CUENTAS
Salud Pública es la primera línea de defensa y ha fallado estrepitosamente, por eso el sistema sanitario, nuestro portero, es ahora el último dique de contención y está  intentando parar al coronavirus sin guantes. Nadie lo preparó para la gravedad de lo que se avecinaba. Baste decir que el gobierno de España no ha constituido oficialmente el Comité Científico del Covid-19  de expertos hasta 21 de marzo con más de 25.000 infectados y más de 1300 muertes. El gobierno de España ha ido a trompicones,  detrás de presidentes autonómicos como Fernando López Miras que afortundamente reaccionó rápidamente y anunciando el confinamiento de 500.000 personas en zonas de costa disuadió a muchos madrileños de viajar. También  recomendó suspender las reuniones de más de 50 personas cuatro días antes de que el gobierno de Sánchez e Iglesias decretara el Estado de Alarma.   

Claro que habrá que ajustar cuentas políticas, y puede que penales. El daño económico y humano es incalculable. Estamos en el primer asalto y el coronavirus casi ha reventado las costuras de un sistema sanitario público diezmado por los recortes autonómicos en sanidad. Expertos en salud pública como Juan Martínez dicen que "hay que construir y acondicionar grandes hospitales monográficos con la ayuda del Ejército en lugar de centrifugar el problema por todos los hospitales de la red, destruyendo la sanidad actual..."

El gobierno español ha sido imprudente y negligente, tanto como la Unión Europea que ha vuelto a demostrar su inoperancia y no cerró fronteras hasta el 17 de marzo. En Europa, tras la experiencia italiana, hemos tenido tiempo de prepararnos. No lo hemos hecho y ahora pagamos las dolorosas consecuencias. Tampoco las CCAA se prepararon y conocían perfectamente las noticias que llegaban desde China y luego Italia. ¿Y saben qué es lo más terrible? Que nadie puede asegurar hoy que un gobierno de distinto signo político en España hubiese actuado con más tino y diligencia. Los mejores huyen de la política desde hace años. La fauna política que nos rodea es para echarse a temblar. Vean sino al diputado de VOX en el Congreso, Luis Gestoso animando a los madrileños a venir a la región de Murcia expandiendo con ello el coronavirus, a Pablo Casado pidiendo un plan para fomentar el turismo en  plena escalada de infectados en vez de exigir el Estado de Alarma o al vicepresidente Pablo Iglesias  saltándose irresponsablemente la cuarentena y exigiendo nacionalizar las eléctricas y medios de comunicación a cuenta de la crisis como el totalitario que es. Vergonzoso, por cierto, que el gobierno de España aprovechase el decreto del Estado de Alarma para meter a Pablo Iglesias en el CNI.



El coronavirus nos ha hecho ser conscientes de nuestra extrema vulnerabilidad. Nos creemos invencibles pero somos muy frágiles. Numerosos científicos vienen advirtiendo desde hace años de que hay que prepararse para esperar lo inesperado y que el mayor bioterrorista es la propia naturaleza y, sin embargo, son sistemáticamente ignorados por los dirigentes políticos que deben creerse inmunes a los virus y los hay de una letalidad aterradora. Como dice Greta Thumberg, "la naturaleza no negocia" y está dando serios avisos.

Datos 13 marzo 2020


Solo la disciplina individual, el conocimiento científico y la cooperación a gran escala y coordinada nos salvará de este nuevo coronavirus. Aprendamos de los errores, defendamos con uñas y dientes la sanidad pública, reforcemos las estructuras sociales de asistencia, invirtamos en ciencia e investigación, diseñemos planes de contingencia para futuras pandemias. Vendrán más. Y cuando todo esto acabe, exijamos responsabilidades porque no son pocos los españoles que piensan que este gobierno antepuso la política a la salud de las personas. Y un consejo: cuando les digan que no hay que tener miedo, sospechen.