domingo, 25 de octubre de 2020

LA DIETA DEL MANTRA

 Hola Mundo.

"Los murcianos, probablemente por incultura, nos conformamos con un salario bajo". Eso ha dicho el director del Observatorio de Exclusión Social de la Universidad de Murcia, Manuel Hernández, ante unos diputados de abultados emolumentos que, en la mayoría de los casos, vive alejados de los problemas reales de la gente.

 
Manuel Hernández, que considera un "misterio incomprensible" que los murcianos lleven 25 años votando  a favor políticas que no benefician a la sociedad en general, ha alertado de que la bomba sanitaria del coronavirus también es un bomba social y económica para la que la región de Murcia no está preparada. Un bomba de efectos desvastadores aún por llegar.
 
"La región de Murcia está a la cola en competitividad" dice. La pobreza es estructural y no hay plan de inclusión para afrontarla. El gasto en política social es manifiestamente mejorable. "Estamos a la cola en casi todos los indicadores socioeconómicos excepto en Demografía".  Murcia es la región con mayor número de trabajadores pobres y eso, no lo duden, tiene que mucho que ver con un modelo productivo que el gobierno regional del Partido Popular parece empeñado en perpetuar. 
 
"Un albañil con dos años de experiencia ganaba más que un profesor universitario, se devaluó la formación y ahora hay que remontar todo eso" se lamenta Manuel Hernández en referencia a los años del boom del ladrillo en los que la región de Murcia de  Ramón Luis Valcárcel recibía paletas de oro como insignia de la patronal constructora, y su consejero de Educación, entonces Juan Ramón Medina Precioso, justificaba alegremente que cientos de jóvenes murcianos abandonasen sus estudios para trabajar en la construcción porque iban a ganar mucho dinero.

La región de Murcia es sinónimo de precariedad, pobreza y bajos salarios. Es un hecho medible. Y el coronavirus ha terminado de reventar las costuras de un sistema social, sanitario y educativo cogido con palos y cañas desde hace años. También ha dejado al descubierto las vergüenzas de una gestión política que ha disparado la deuda regional por encima de los 10.000 millones de euros y que ahora mantiene maniatado al gobierno regional sin dinero para contratar maestros o médicos. Un gobierno que no puede parapetarse ni un minuto más detrás de la infrafinanciación por mucho que se empeñe López Miras y cifre en 8.500 millones el dinero que dice "nos han robado"  al más puro estilo Torra.


El mantra de la infrafinanciación ha sufrido un duro revés. El estudio que la Asamblea Regional encargó al Consejo Económico y Social sobre financiación autonómica y que ha coordinado el profesor de Economía Aplicada, Fernando Ignacio Sánchez Martínez,  cifra el déficit de financiación en 2.700 millones y asegura que como mucho  es responsable de un 30% de la deuda regional. Y que cuando debimos reducir gastos por la bajada de ingresos, no lo hicimos. Fin de la cita.


Pero hay  cosas que no conviene olvidar. Con Zapatero en Moncloa, año 2010, el gobierno de Valcárcel reclamaba de forma vehemente el pago de 4.280 millones de euros en concepto de deuda histórica. Con el mismo cuento que ahora: "el gobierno del PSOE nos castiga", "no queremos ser más, pero tampoco menos". Hasta que ganó Rajoy y ¡oh sorpresa! la región de Murcia dejó de reclamar. Ya no había agravio. Nadie nos había robado. En 2017, el consejero de Hacienda, Andrés Carrillo, dejó claro que la región de Murcia no iba a reclamar la deuda histórica. Es más, la región de Murcia justificó que el gobierno de Rajoy no modificara el sistema de financiación autonómica que había caducado en 2014 "porque el clima político no era propicio". Rajoy sí que pagó deuda histórica a otras regiones como Extremadura, mientras Murcia callaba sumisa.

Murcia necesita más que nadie los fondos europeos de recuperación. Pero el camino de la recuperación económica y social que marca la Unión Europea apuesta por la educación, la tecnología y la protección del medio ambiente ante la emergencia climática. Las losetas del camino son verdes. El problema es que que el único verde que quita el sueño al gobierno regional es el verdeso-extrema derecha que aplaude y vitorea la agroindustria murciana. Por eso probablemente siguen regando de ayudas públicas y subvenciones al sector agrícola y perpetúan un modelo productivo obsoleto que no ha ayudado a reducir las tasas de desigualdad y pobreza que ahogan a miles de familias de nuestra región. Al contrario, agricultura  se ha convertido en sinónimo de pobreza en muchas zonas de la región de Murcia denuncian desde los sindicatos. Tampoco podemos exhibir un sector hostelero socialmente comprometido porque mal paga a sus empleados. 

Los fondos europeos que han de llegar son una oportunidad de cambio y de impulso. Se necesitan ideas brillantes que rescaten el presente y siembren de posibilidades el futuro de la región de Murcia. No soy optimista. Vean sino lo que sucede con el Mar Menor: sufre gangrena y seguimos discutiendo si le bajamos la fiebre con el mantra del agua y el trasvase.

El Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha osado cuestionar la viabilidad ambiental y económica de una obra millonaria (73 millones de euros) diseñada por el gobierno de Mariano Rajoy que persigue principalmente dar más agua al regadío intensivo del Campo de Cartagena y amenaza con causar daños ambientales en el Mediterráneo advierten los ecologistas. Hablamos del colector norte del Mar Menor incluido en el Plan Vertido Cero.

 

Es más. Morán ha dicho que no cree que el coste de una inversión pública de esa envergadura deba asumirlo la sociedad en su conjunto. Que apuesta por reducir la contaminación en origen y no por medidas de final de tubería. Lo que en Europa se conoce como "end of pipe".

El Partido Popular de la región de Murcia ha saltado como un resorte exigiendo la comparecencia de la Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que debe alucinar con un gobierno, el de López Miras, que exige al gobierno de España que salve el Mar Menor y luego vota en contra de las medidas cautelares decretadas por la CHS para proteger el acuífero de la contaminación por nitratos con la excusa de que ya existe la Ley Integral de Protección del Mar Menor. Una ley, por cierto, que permite plantar lechugas a pie de playa siempre y cuando no les echen nitratos. Una ley tan inútil como todas las anteriores mientras no existan sistemas de control eficaces que vigilen con mano de hierro su cumplimiento. Una ley con la que el PP, por cierto,  ha tapado la boca al PSRM-PSOE de Diego Conesa que sigue sin dar con la tecla.  Llevamos tres leyes del Mar Menor en dos años, sin inspectores que controlen su cumplimiento.

Hugo Morán está a un paso de ser declarado persona non grata por el gobierno regional. No lo descarten. Si con eso estiman que pueden arañar votos a VOX, lo harán. Ya lo propusieron con Cristina Narbona en 2006. Qué más da que el mismo Tratado de la Unión Europea (artículo 192.2) diga que "la política de la UE en el ámbito del medio ambiente [...] se basará en los principios de cautela y de acción preventiva, en el principio de corrección de los atentados al medio ambiente, preferentemente en la fuente misma, y en el principio de quien contamina paga".  Que hay serias advertencias de la Unión Europea por la contaminación del acuífero. Que la Directiva Europea de Nitratos se ha incumplido sistemáticamente.


 

¿Qué importa repetir experiencias fracasadas del pasado que costaron más de 5000 millones  de pesetas y no llegaron a utilizarse? ¿No hemos tenido bastante con la ruina del aeropuerto de Corvera o la desaladora de Escombreras? ¿Acaso sobra el dinero público ahora que la pandemia ha dejado al descubierto las graves carencias de nuestra sanidad y educación? ¿No es por tanto sensato repensar y redimensionar una obra tan costosa como el colector norte del Mar Menor? ¿No es lógico proponer que sean las empresas agrícolas quienes paguen la limpieza de lo que contaminan? ¿No es de sentido común reducir la contaminación en origen y destinar el dinero público a renaturalizar el entorno del Mar Menor? ¿Acaso es lógico trasladar la contaminación del Mar Menor al Mediterráneo? ¿Alguien cree que una obra que puede verter al Mediterráneo entre 600 y 2.400 toneladas de nitratos al año puede recibir financiación europea? ¿Piensan, de verdad, que no habrá sanciones europeas y denuncias por la vía penal si prospera el colector norte?


¿De verdad nadie en San Esteban se ha leído la Estrategia de la UE sobre la Biodiversidad de aquí a 2030  que marcará el destino de miles de millones de euros en fondos europeos? ¿Tan ocupados están persiguiendo a okupas en Torreagüera e intentando adelantar a VOX por la derecha, que no tienen tiempo de ocuparse de lo realmente importante? ¿No tiene nada mejor que hacer el consejero José Ramón Díez de Revenga que mandar notas de prensa  dando la matraca con la okupación cuando lo que hacen falta son viviendas sociales porque, como dice Cáritas, "no tener casa mata".

La región de Murcia solo aprueba en dos de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 20-30 de la ONU. Murcia saca la peor calificación en educación, agua, pobreza energía sostenible, economía circular y cambio climático según el estudio 17 ODS x17 CCAA de la consultora AiSS. ¿Y qué? deben decir desde San Esteban. Nada como el mantra de culpar a Sánchez. Al fin y al cabo, les va de cine. Con los centros de salud colapsados, los sanitarios agotados, los críos sin poder ir a clase todos los días y las familias desesperadas ante las dificultades para conciliar, PP y VOX siguen subiendo en las encuestas en la región de Murcia. Es lo que tiene confinar La Manga sin poder confinar nada.

En 2023, PP y VOX sumarán mayoría absoluta y pactarán, no lo duden. De Cs no quedarán ni las raspas por mucho club de fans que tenga Ana Martínez Vidal. Los bloques ideológicos permanecen inamovibles en la región de Murcia. Está por ver que Casado ha roto con la extrema derecha. Los populares, me temo, seguirán cediendo a sus exigencias siempre que los necesiten como sucedió en Murcia con el pin parental.

El contexto social, económico y cultural de la región de Murcia favorece políticamente a la derecha. No se trata solamente de lo extensa que sea la red clientelar. La bibliografía coincide al señalar que la pobreza y la exclusión social, medida a través de ingresos, correlaciona con una mayor abstención y menor interés por la política. Las clases trabajadoras tienen una menor tendencia a participar en las elecciones, así como los desempleados. Por otra parte, se sabe que el consumo de información política está estrechamente correlacionado con la estructura social y económica y que las desigualdades económicas se traducen en desigualdades informativas. Y la desigualdad informativa es letal para la Democracia. Por eso funciona la dieta del mantra.