Hola Mundo...
Nada hay más ideológico ni que contamine más que el agua en este país. Porque no se trata de agua sino de poder político y económico. Eso es lo que subyace y por eso es tan importante imponer un relato y si es apocalíptico mucho mejor porque calará aún más hondo.
Los nuevos profetas advierten de que con el recorte del trasvase del Tajo faltará agua para beber porque será tan cara que no se podrá abrir el grifo. Es más, llegan a aseverar que faltarán alimentos en las estanterías de los supermercados. ¿En qué se basan para decir semejante disparate? ¿Algún documento técnico o científico que respalde sus palabras? La clave es apelar al miedo que es una de las emociones más poderosas en política.
Pero, a priori, nada indica que vaya a subir el precio del agua. La presidenta de la Mancomunidad de Canales del Taibilla, Francisca Baraza, que distribuye el agua para abastecimiento, niega que se vaya a producir una subida de la tarifa dado que en presupuestos ya han contemplado la subida del precio de la electricidad y a medio plazo tendrán el apoyo de las energías renovables para abaratar el precio del agua desalada. "Además contamos con la garantía de los recursos del trasvase que forman parte del mix de recursos para mantener la tarifa equilibrada". La planificación hidrológica del Tajo hará que la Mancomunidad de Canales del Taibilla disponga de 80 hm3 en vez de 100 hm3 de aquí a 2027 "pero será suficiente para mantener el equilibrio junto con el agua del Taibilla y la desalación".
No es la guerra del agua, es la guerra del relato. Siempre ha sido así y ahí el Partido Popular gana por goleada al PSRM-PSOE desde que José Antonio Ruiz Vivo diseñó la exitosa campaña "Agua para Todos" con la que Valcárcel sumó varias mayorías absolutas. Creó el "nacionalismo hídrico murciano" y los socialistas se quedaron con el pie cambiado. No han logrado dar con la tecla que desactive la hipnosis colectiva que sufre la ciudadanía murciana a cuenta del agua.
Y como se trata del relato, vean sino cómo van aumentando las cifras de empleos que, dicen, se perderán con el recorte del agua del trasvase para regadío en 85hm3 de aquí a 2027.
Empezaron advirtiendo de la pérdida de 5000 empleos y entre 10.000 y 12.000 hectáreas de regadío, eso recoge la memoria del Plan de Cuenca del Segura 22-27 que elaboró la CHS, y ya van por 200.000 empleos. Puestos a dar cifras a lo loco, como si dicen que se perderán dos millones de empleos, cuando no han especificado, por ejemplo, cuántas de esas 12.000 hectáreas de regadío pertenecen a la Región de Murcia, ni cómo se repartirá el recorte de 85 hm3 de agua entre todas las comunidades de regantes de Alicante, Almería y Murcia
¿Y si resulta que dentro de dos, tres o cuatro años se comprueba que ni se han perdido empleos ni han desaparecido hectáreas de regadío como profetizan? Recuerden que el presidente López Miras aseguró que por el aeropuerto de Corvera entrarían millones de turistas a Europa y sigue habiendo más taxis que aviones en ese aeropuerto. Recuerden que informes del Colegio de Economistas vaticinaron que el aeropuerto de Corvera ayudaría a superar los 6 millones de turistas en la Región y en 2022 la cifra total de turistas extranjeros fue de 824.928, 200.000 menos que en 2019. Por eso es tan pertinente la pregunta dada las profecías incumplidas que acumulamos.
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se afana en explicar que el Gobierno de España no tiene intención de cerrar el trasvase del Tajo y para demostrarlo ofrece cifras. Entre junio de 2014 y mayo de 2018, con el Gobierno de Rajoy, se trasvasaron un total de 829 hm3 de agua del Tajo al Segura. Entre junio de 2018 y mayo de 2022, con el Gobierno de Pedro Sánchez, se trasvasaron un total de 1229 hm3 de agua. El Gobierno de Sánchez trasvasó 400 hm3 más que el Gobierno de Rajoy. Fin de la cita.
Es más, durante el Gobierno de Rajoy hubo 11 meses seguidos de trasvase cero. Meses en los que dejaron de trasvasarse entre 100 y 120 hm3 y, miren por donde, no consta que faltaran alimentos ni que desparecieran hectáreas de regadío ni que se perdieran miles de empleos. Y fue así gracias, entre otras cosas, al agua desalada que López Miras califica ahora de "contaminante" y en su día descalificaron como "agua desmayá". Gracias también a los pozos de sequía que nadie parece tener en cuenta. O más bien, no quieren tener en cuenta porque desactivarían el cuento del apocalipsis hídrico. También lo desactivaría poner orden en la cota 120 del Campo de Cartagena con una superficie neta de riego de 7321 hectáreas y una autorización en precario de CHS de 1986 para regar con agua del trasvase, pero esa es otra historia. En esa cota tienen importantes plantaciones empresarios muy poderosos a los que nadie les tose y pretenden por todos los medios que gane VOX en la Región de Murcia.
La cuestión es que durante once largos meses no llegó ni una gota del Tajo. ¿Y saben por qué? Pues porque al Gobierno de Murcia, entonces presidido por Valcárcel, le pareció buena idea elevar hasta los 400 hm3 la reserva de agua en cabecera del Tajo para poder autorizar trasvases. Así lo exigió la entonces presidenta de Castilla La Mancha, Dolores de Cospedal para firmar el Memorándum de Entendimiento, así lo bautizaron, que según el Sindicato Central de Regantes iba a traer la paz con Castilla La Mancha y pondría fin a la guerra del agua. Solo que la paz duró poco porque el memorándum no dijo cuánta agua llegaría al Segura en caso de sequía.
Y la sequía llegó. Llovió menos en la cabecera del Tajo y la barrera de los 400 hm3 se convirtió en un muro infranqueable. En marzo de 2018, los regantes se manifestaban en Madrid para exigir un riego de socorro que el Ministerio de García Tejerina (PP) no autorizó en cumplimiento precisamente del Memorándum que solo cuatro años antes habían defendido como la panacea. Todavía recuerdo a José Manuel Claver, entonces presidente del SCRATS, explicando con agua y aceite las bondades del Memorándum que el Gobierno de Rajoy coló en la Ley de Evaluación Ambiental de 9 de diciembre de 2013. Ley que se aprobó en el Congreso con el único apoyo del PP ya que el resto de grupos parlamentarios votaron en contra. Y en septiembre 2014, Rajoy y Cospedal cambiaron las reglas de explotación del trasvase pactadas en el memorándum recortando los trasvases del Nivel 3: de 23 a 20 hm3 por mes). Aquello también fue un recorte y el Gobierno murciano tampoco habló de ataque a la Región. Y el Sindicato de Regantes guardó silencio.
¿Fue aquello un recorte al trasvase por razones políticas? Evidentemente sí, pero nadie habló de castigo a la Región de Murcia porque fue un acuerdo cocinado en la trastienda del Partido Popular con total falta de transparencia y filtraciones interesadas a la prensa. El entonces consejero de Agricultura, Antonio Cerdá, reconoció el carácter secreto de los trabajos en su comparecencia en la Asamblea Regional del 25 de septiembre de 2013 en la que afirmó: "aquí no hay misterios respecto al memorándum, aquí lo que hay es discreción. Aquí, el ministerio, cuando se empezó a trabajar, nos pidió discreción en el proceso, necesaria para que hubiera diálogo y acuerdo. Se ha trabajado sin intervenciones públicas, de una forma discreta para poder avanzar".
Ahora que el presidente López Miras tanto se queja de la falta de informes científicos que justifiquen elevar los caudales ecológicos en el Tajo, aunque hay cinco sentencias del Tribunal Supremo que obligan a establecerlos, ¿qué informes científicos o técnicos avalaron en su día que se estableciera la reserva de agua en 400 hm3 y no en 300 hm3? Ninguno. Como no los hubo durante el Gobierno de Aznar para situar en 240 hm3 la reserva de agua embalsada en Entrepeñas y Buendía para poder trasvasar.
Tampoco entonces se habló de castigo a la Región. En Murcia solo se habla de castigo cuando el PSOE gobierna en España. Y miren por donde no fue un Gobierno del PSOE en España, sino del PP, el que en 2003, en agosto se cumplirán 20 años, sometió a más de 300.000 personas de la Región de Murcia y Albacete a durísimas restricciones de agua potable durante 12 horas al día a lo largo de cuatro meses. De seis de la tarde a seis de la mañana no salía agua por el grifo. ¿Y qué propuso como solución? Pues el trasvase del Ebro. Eso hizo Aznar y no descarten que lo resucite Feijóo en el caso de llegar a Moncloa con VOX aún sabiendo que Bruselas nunca financiaría esa obra. No descarten la posibilidad en esa nueva planificación hídrica nacional que promete acometer con "infraestructuras" sin explicar a qué infraestructuras se refiere. El PP no tiene ningún plan para garantizar el agua que necesita la cuenca del Segura. Solo palabras, titulares, propaganda...
Pero volvamos a la desalación que López Miras califica ahora de "altamente contaminante". ¿Se refiere al agua de la planta desaladora de Escombreras que ordenó construir Valcárcel y está lastrando las arcas regionales o se refiere al agua de la planta desaladora de Valdelentisco bendecida por Valcárcel en el palacio de San Esteban y con lista de espera en su día de regantes para comprar agua? ¿A qué se refiere López Miras exactamente? ¿Está diciendo que los gobiernos regionales del PP han promovido instalaciones altamente contaminantes a sabiendas?
¿Cuántos ciudadanos de la Región saben que el Gobierno de Pedro Sánchez, con fondos Next Generation, va a destinar más de 3000 millones hasta 2027 en la cuenca del Segura de los que 1100 millones se invertirán en la Región para garantizar el agua que necesita la cuenca del Segura para siempre y que no dependa del clima o de si llueve más o menos en la cabecera del Tajo? La inversión en cambio climático es rentable e imprescindible, pero a quién le importa en la Región. A nadie.
El trasvase del Tajo no se ha cerrado ni consta que se vaya a cerrar, porque su agua sigue siendo absolutamente necesaria por precio y por calidad y no hay infraestructuras capaces de suplirlo, pero eso no importa. Lo que importa es contar que Sánchez lo cierra, que no llegará un sola gota de agua del Tajo, que los ciudadanos no podrán abrir el grifo, que faltarán alimentos en los supermercados y que será la ruina para miles de familias. Familias, por cierto, que viven del campo y apenas pueden llegar a fin de mes por los bajos salarios que perciben, pero de eso no se habla, no interesa. No será un Gobierno quien lo cierre, será el clima y la sequía. Ya ha ocurrido y entonces será la desalación nuestra salvación.
No es la guerra por el agua, es la guerra por el relato y ahí el Partido Popular de la Región de Murcia gana por goleada. El discurso del agua es sumamente rentable para los populares, lo saben. Quieren que los ciudadanos acusan a las urnas pensando en el agua. El PSRM-PSOE no tiene nada que hacer. Da igual cuántas veces diga el Delegado del Gobierno, José Vélez, que las pancartas no traen agua o que los gobiernos del PP no han hecho absolutamente nada a lo largo de los años por traer una sola gota de agua a la cuenca del Segura siendo rigurosamente cierto. En política no se trata de lo que haces, sino de lo que cuentas y cómo lo cuentas a la ciudadanía. Y los ciudadanos, lamentablemente, quieren que les mientan.